Pocas provincias pueden presumir de tener tanto para ofrecer al visitante como Cádiz. Más la conozco, más me enamora. Quizás sea por esa espléndida luz, por esa gente tan acogedora o por una idiosincrasia de la vida que hace que tanto en la riqueza como en la escasez disfruten de lo que la vida y su entorno les ofrece. Y eso se contagia, Cádiz es única.

Tanto si hablamos de turismo cultural, como natural, como de aventura, como gastronómico, como de sol y playa… la provincia de Cádiz es un diamante en bruto. Hoy quiero descubriros algunos de sus pueblos más bonitos, aunque la verdad es que es difícil elegir sólo unos cuantos…teniendo en cuenta que hay decenas de pueblos con encanto que merecen sobradamente vuestra visita, tanto en la costa como en la Sierra de Cádiz, los llamados pueblos blancos.

arcos_2009_028¿Cuáles son los imprescindibles? Es difícil responder a esto, sobre todo porque es una opinión subjetiva pero mucha gente coincide en que no te debes perder Setenil de las Bodegas, Olvera, Zahara de la Sierra, Grazamela (todo el área de esta declarada Reserva de la Biosfera) y Arcos de la Frontera entre los pueblos blancos. Además no olvidar a Vejer de la Frontera, Conil de la Frontera y Tarifa en la costa.
Empezamos por Arcos de la Frontera, que está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España.

Podría decirse que Arcos es el prototipo ideal de pueblo andaluz: rodeado de riscos, huertas y montes, con un atractivo entramado urbano morisco y medieval, de callejas estrechísimas y empinadas calles entre murallas, iglesias, conventos, palacios, y viviendas de muros blanqueados y ventanas de forja adornadas con geranios y buganvillas que esconden patios y rincones privados al arrullo del agua y a la sombra de los arcos.

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De marcadísima influencia musulmana, Arcos se encarama en lo alto de un promontorio de roca conocido como La Peña, que se precipita 185 metros sobre el río Guadalete con unas vistas impresionantes que pueden dejar a más de uno sin aliento. Esta peculiaridad de la naturaleza reconocida como monumento natural de Andalucía, le da su particular fisionomía al igual que ocurre con otra población de Málaga también serrana, Ronda. Además Arcos se asienta en el interior de uno de los parajes más espectaculares del  territorio nacional, la Sierra de Grazalema.

arcos_2009_010Los orígenes de Arcos se remontan a los romanos, se cree que fue la antigua Colonia Arcensis, después fue llamada Medina Ar-kosch por los musulmanes, siendo fortaleza de un reino de taifa, Taifa de Arcos. Durante el siglo XIII, por su posición estratégica entre la Campiña Jerezana y la Serranía se convirtió en un enclave decisivo en la línea fronteriza entre musulmanes y cristianos. En el año 1250 pasó a estar bajo el dominio de Fernando III, que le cambió el nombre a Arcos, aunque permaneciendo en ella sus habitantes musulmanes, que fueron definitivamente expulsados por Alfonso X (1264) tras rebelarse contra el poder cristiano. Fue capital del Ducado de Arcos a partir del 1493.

arcos_2009_066Su casco urbano, fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1962 y conserva joyas monumentales como el Castillo de los Duques (s. XV), la Puerta de Matrera (ss. XI-XIV) y los restos del recinto amurallado, sus palacios y casas señoriales, la Basílica de Santa María, la Iglesia de San Pedro, además de numerosos templos, capillas y conventos donde se guardan las valiosas imágenes que en Semana Santa desfilarán por las calles de la población en un fiesta que está declarada de Interés Turístico Nacional. Entorno a la Plaza del Cabildo se concentra el casco antiguo y una de las zonas más animadas de la ciudad en la que encontraremos los monumentos más interesantes del municipio, aquí se encuentra el Ayuntamiento, la citada Basílica de Santa María de la Asunción, el Parador de Arcos de la Frontera y el Castillo. Además el mirador más espectacular de la ciudad, el Balcón de la Peña.