Cada vez más gente busca lugares diferentes, auténticos y tranquilos para evadirse del ajetreo pero que no obliguen a desplazarse demasiado de los núcleos urbanos. La Sierra Norte de Madrid ofrece todo esto, y Bustarviejo es el pueblo perfecto para organizar una escapada fugaz.

Fuente: Wikipedia.org
Vista de Bustarviejo | Erfil | Wikimedia

La Sierra Norte es una comarca que se encuentra en el extremo norte de la Comunidad de Madrid, y como tal figura en la Guía de Turismo Rural y Activo que edita la Comunidad. Se extiende por 1.253 km² y su población ronda los 26.000 habitantes, irregularmente distribuidos en 42 términos municipales. Cerca de 2.500 de estos habitantes se concentran en Bustarviejo, a 55 km de Madrid, en una zona de la sierra que antiguamente recibía el nombre de la “Sierra Pobre”; hoy es considerada uno de los pulmones de Madrid y Bustarviejo se ha convertido en un punto neurálgico para disfrutar de uno de sus principales atractivos: la proximidad con la montaña.

Bustarviejo destaca por su tranquilidad, por la belleza del verde de sus paisajes que en invierno se tiñe de blanco para invitar a disfrutar de la nieve que se acumula en sus campos. Es esta belleza, así como la proximidad con la capital y su área metropolitana (con la que está convenientemente comunicada por autobús), la que justifica que muchos jóvenes hayan convertido a Bustarviejo en su elección residencial, ya sea como vivienda habitual o como opción de vacaciones. Puede que a algunos la idea de vivir en Bustarviejo les parezca propia de una de aquellas “apuestas a exilios” que tan populares fueron en los 90, sin embargo, la posibilidad de disfrutar de un entorno natural a muy pocos kilómetros de Madrid supone un atractivo irresistible para otros.

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Ayuntamiento de Bustarviejo | Dirección General de Turismo. Consejería de Economía e Innovación Tecnológica. Comunidad de Madrid | Wikimedia

Visitando Bustarviejo se comprende mejor la renuncia a cierto grado de comodidad e inmediatez que ofrece la ciudad a cambio de una mayor calidad de vida. En sus calles, todavía persiste el espíritu de un pueblo que maneja los tiempos propios de las explotaciones ganaderas y agrícolas, aunque ya apenas estén presentes más allá del recuerdo que mantienen vivas las “talanquedas”, las “chozas” y los “tinaos”.

Bustarviejo es un pueblo con historia; su topónimo procede del latín “bos-stare”, campo de bueyes, y “viejo” alude claramente a su antigüedad. Restos como los de la “Torre de la Mina” ponen de manifiesto la presencia árabe en la zona. Son numerosas las referencias históricas al pueblo, como la que figura en el Libro de la Montería (1312-1350). La autonomía de Segovia llegaría en 1626, siglo en el que se descubrió la mina de arsénico y plata -que hoy se ha convertido en reclamo turístico y que ha sido fuente de curiosidad para la NASA. También en esas fechas se comenzó la explotación de los nogales de la zona, de los que, dicen, están hechas las estanterías de la biblioteca de San Lorenzo del Escorial.

Las Guerras Carlistas pasaron por sus calles, hecho del que se conservan abundantes partidas, y durante la Guerra Civil se utilizó como refugio, de hecho, todavía se puede contemplar la Peña Hueca, una cueva con espacio apenas para seis personas, solo accesible a través de una pequeña fisura en la roca. Sobre esta época cabe destacar el trabajo de la asociación de Memoria Histórica “Los Barracones”, que realiza visitas guiadas al Destacamento penal de Bustarviejo.

A pesar de los cambios a los que el tiempo obliga, el paso de los años no ha alterado, eso sí, la vocación montañera que impone su orografía. Al norte limita con Canencia y Garganta de los Montes; Navalafuente y Guadalix, al sur; Valdemanco espera al este; y, por el oeste, nos encontramos con Miraflores. Su extensión es de 56.29km² que se elevaban 1.222m sobre el nivel del mar, junto a la Sierra de la Cabrera, en la ladera sur de Guadarrama, que los oriundos del lugar conocen como «Los Canchos de la Zorra». Es un paraíso para los amantes de la montaña y los paseos al aire libre, ya que ofrece una alineación única de tres sierras, distribuidas en las zonas oeste (Collado Cerrado, 1.505m, y El Marraz, 1.862m, que pone fin a la Sierra de La Morcuera), norte (con Cabeza Cervunal, 1.833 m, Cabeza de la Braña, 1.776 m, y la Albardilla, 1.662 m) y central, aunque se considera un conjunto de arcos, más allá de una alineación (y nos encontramos El Pendón,1.545 m, y estribaciones menores como el Mondalindo, Peña Hueca o el Berrocal).

Sierra de la Morcuera. Bustarviejo | Dinamicgam | Wikimedia

Aunque existen diversas rutas con distintos niveles de dificultad y duración, para los recién llegados resulta especialmente interesante la ruta que corona el Mondalindo, lugar mágico y protagonista de algunas de las leyendas de la zona, pasando por la Mina de la Plata. Sale desde el ayuntamiento, situado a 1.222 m de altitud, en dirección a Miraflores. Nuestro camino se inicia frente al panel informativo de la Mina de la Plata, junto al pinar. Tras aproximadamente un kilómetro, seguimos subiendo por el camino de la derecha para alcanzar la ya comentada Torre de la Mina, donde otro panel nos dará las indicaciones para continuar nuestro camino.

De las dos opciones propuestas, escogemos la que nos lleva a la ruta señalizada, para lo que tendremos que subir por un pequeño (y a veces difícil de encontrar) camino que puede desalentar a alguno por su pendiente. Es la parte más exigente del trayecto, pero pronto se accede al Collado Abierto, un pastizal de altura situado a 1.606m, y nos permite ver la entrada de la boca de la mina, además de ofrecer un paisaje sobre el valle difícil de olvidar. Antes cruzaremos un par de veces sobre el arroyo, para acabar por dejarlo a nuestra izquierda cuando comenzamos de nuevo el ascenso. Sobre Collado Abierto, podremos recrearnos con Cabeza de la Braña y la caseta de vigilancia. Las vistas al Valle de Lozoya y la Sierra de Ayllón compensarán los esfuerzos invertidos, y el Mondalindo, también accesible continuando por esta ruta, nos mirará imponente.

Iglesia de Bustarviejo | Dirección General de Turismo. Consejería de Economía e Innovación Tecnológica. Comunidad de Madrid | Wikimedia

Para recuperar fuerzas tras la caminata podemos pasarnos por el Asador de Bustarviejo a degustar las carnes de la zona, de entre las que es imposible no destacar el cabrito, o hacer una parada un poco más frugal, pero igualmente deliciosa, en La Taberna o el Maruja. Si queremos disfrutar de unas vistas sobre el valle, La Parada y Los Caprichos del Cantón serán la mejor opción para reconfortarnos con alguna bebida caliente. Y si lo que queremos es refrescarnos, las terrazas del Bar Sol, La estrella o el Garaje también nos ofrecerán cobijo.

Los que prefieran tomarse con calma la visita también podrán recurrir a las opciones de pernocta de Bustarviejo, tan diversas como el mismo pueblo: La Senda del Viento es una casa rural que ocupa el espacio de un antiguo despacho de leche y vino del pueblo, y está construida como una casa típica de la Sierra en 1940; el Hostal Mirasierra está situado en el mismo centro del municipio y ofrece una opción más convencional por habitaciones; el Camping El Valle será la opción de quienes prefieran un contacto más directo con el entorno; y para grupos, el Albergue Del Valle De Los Abedules es una opción única que permite dormir bajo el techo de espectaculares construcciones en madera.

Bustarviejo es un pueblo diferente, dotado de una autenticidad propia de los que han dejado su huella en la historia. Benito Pérez Galdós no pudo dejar de incluir a Bustarviejo en uno de sus Episodios Nacionales (“La Revolución de Julio”, capítulo XVI); quizá no tengamos su genio a la pluma, pero no por ello debemos dejar de añadir una visita por sus páginas a nuestra hoja de ruta para también incluir a la Sierra Norte en nuestra historia.