Litografía de Chopin | A. Kneisel | Wikimedia

Desde el momento en que se toma tierra en Varsovia, en el aeropuerto Fryderyk Chopin de la capital, uno es consciente de que ha llegado a la ciudad natal del genial compositor.
Calles, edificios, tiendas de souvenirs y, por supuesto, los bancos musicales que fueron instalados por la ciudad junto a los lugares significativos de la vida de Chopin, en conmemoración del 200 aniversario de su nacimiento en 2010, nos recuerdan su paso por la ciudad; sin dejar de lado, por supuesto, las decenas de locales en los que se interpretan cada noche sus melodías más reconocidas, para un público que se decide por una agradable cena con música.

Hablar de Varsovia y no hablar de Chopin es casi imposible, de hecho, si preguntáis a cualquier polaco por los personajes más influyentes de la historia del país, probablemente un alto porcentaje os responda con tres nombres universales: el Papa Juan Pablo II, Lech Walesa, y Fryderyk Chopin. Por ello os hablo hoy de algunos de los muchos lugares relacionados con él, y ese será el hilo conductor de este post.

La primera recomendación pasa por seguir su rastro en una de las calles más bonitas y céntricas de la Stare Miasto o ciudad antigua de Varsovia, por supuesto hablo de la Krakowskie Przedmieście. A la altura del número 3 os topareis con la Iglesia de la Santa Cruz. Esta Iglesia, de estilo barroco es para los varsovianos una iglesia cargada de simbolismo y es uno de los monumentos más antiguos e importantes de la ciudad. Construida en 1526, la iglesia, como la ciudad, sufrió muchos avatares a lo largo de su historia infringidos por unos y por otros. En el siglo XVII la iglesia fue destruida totalmente por los ejércitos suecos, entonces se decidió construir un nuevo santuario, que fue de nuevo destruido por alemanes en enero de 1945, como el resto de la ciudad, y reconstruido con posterioridad.

El Cristo de la entrada, portando la cruz, sobre la cual se lee “Sursum Corda” (arriba los corazones), sigue siendo el símbolo de la Varsovia mártir. Pues bien, a esta misma iglesia acudía cada domingo, hace más de doscientos años, el entonces joven estudiante Fryderyk Chopin (Zelazowa Wola, 1810). Era común que los alumnos del Liceo de Varsovia hicieran allí sus prácticas, aunque Chopin ya las combinaba con recitales de salón, pues pese a su juventud, era el pianista más solicitado de la ciudad.

Esta pequeña iglesia es famosa además por conservar  el corazón de Chopin,  y las cenizas del escritor y premio Nobel polaco Wladyslaw Reymont.

La urna, que está empotrada en un pilar (en el segundo pilar del lado izquierdo de la nave) tiene la inscripción “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Probablemente porque el último deseo de Chopin, a pesar de morir en Paris, fue que quería que su corazón descansase eternamente en su ciudad. Y así fue, su cuerpo descansa en el cementerio parisino de Pere Lachaise, y, su corazón, conservado en alcohol, en esta iglesia. A menudo han existido controversias sobre si realmente este corazón es el del pianista, pues durante la segunda guerra mundial un soldado alemán lo robó y lo sacó del pilar, al que volvió en 1945. Nunca se han practicado pruebas sobre el mismo porque es una reliquia y como tal hubiese sido una profanación acometer ninguna acción sobre él, pero parece ser que en 2014, pese a las reticencias de las autoridades, de la iglesia, y de sus descendientes, el corazón fue casi furtivamente sacado de nuevo del pilar por unas horas, fotografiado y comprobado que aún estaba en buenas condiciones, pues el alcohol no se había evaporado. Pero no se tomaron muestras de tejido por lo que su autenticidad siempre será una incógnita que en realidad a nadie importa, el componente simbólico de ese corazón siempre prevalecerá por encima de todo para sus paisanos, para los cuales su música capta a la perfección el espíritu de la nación.

En Varsovia además, se encuentra un museo interactivo dedicado por entero a la vida y obra de Chopin, que recomiendo sin fisuras a aquellos admiradores del compositor pues es una auténtica recopilación de datos, objetos, cartas, fotografías…etc etc con un elevado componente didáctico, partituras y cabinas donde uno se puede sentar a escuchar y leer sobre las distintas composiciones. En fin, queda hecha la recomendación sobre todo, para visitarlo con niños ya que es interactivo y multimedia.

Por último, y esta es mi última recomendación, uno no se puede ir de Varsovia sin pasear por alguno de sus bellos jardines. Si lo hacéis entre los meses de abril y octubre, es muy probable que os encontréis con una sorpresa inesperada pues  en muchos de estos jardines se celebran todos los domingos recitales y conciertos.

Si os decidís por el Parque Lazienki, en este lugar tienen lugar al aire libre los llamados “Conciertos bajo el Sauce” . Además aquí encontrareis la imponente estatua de Chopin. Fue construida en 1926, después de que los rusos prohibieran la música de Chopin durante años. En 1940, los bombardeos nazis lo destruyeron y fue recuperado otra vez en 1958. Os dejará un inmejorable sabor de boca.