Es casi un tópico decir que la India es un crisol de gentes, culturas y religiones, pero, de hecho, esa riqueza que no se observa en otros países es quizás lo que la hace tan atractiva para el viajero occidental.

Aunque se puede decir que la inmensa mayoría de los indios practican el hinduismo, hay otras minorías religiosas que, sin lugar a dudas merecen ser mencionadas por lo interesantes que resultan, en este caso me refiero al jainismo, una de las religiones y/o filosofía  autóctonas de La India más antiguas. Fundada por Mahavira en el S.VI a.c. es, por tanto, anterior al budismo, y, de hecho, para los jainos, Siddarta Gautama fue discípulo de un maestro jaino, y el budismo no es sino una herejía del jainismo.

Pero vamos a analizar unas filosofías respecto a otras, pues los jainos tanto en sus ritos, creencias y costumbres se encuentran entre el brahmanismo y el budismo y toman algo de cada una de ellas. En lo que se refiere a su organización social son más parecidos a los brahmanes, pues están divididos en castas, son totalmente vegetarianos y no rinden culto a imágenes ni reliquias.

Por otro lado, al igual que el budismo reniega de los dioses del nutrido panteón hindú y no siguen a los Vedas, sino a los veinticuatro Tirthankaras o Jinas, santos perfectos o «elabradores del camino». Mahavira es considerado el último de sus santos. Para ambos el cosmos no tuvo principio ni tendrá fin y el universo es sólo Maya o ilusión.

Las tres filosofías comparten la creencia de  la transmigración de las almas. De ahí que puesto que en la reencarnación una persona puede volver a la vida en forma de animal o insecto, ninguna criatura viviente debe ser herida. El respeto por cualquier ser viviente se lleva al extremo de que para evitar el daño accidental a las criaturas, que podrían ser reencarnaciones de algún antepasado, los jainíes llevan lienzos obre la nariz para evitar la inhalación de insectos y barren bien el suelo que van a pisar. Su dieta es estrictamente vegetariana. El universo, para los Jainos es el loka, y existen varios cielos e infiernos. El universo más elevado es el que ocupan los 24 tirthankaras o maestros y las almas ya liberadas. En el centro del universo están los hombres y demás criaturas, que están sujetas a la ley del karma. Cuando sus almas son liberadas, ascienden a la cumbre donde están los tirthankaras donde morarán eternamente en bienaventuranza. Y por debajo del centro del universo hay varios infiernos. Por tanto hay que realizar acciones que faciliten el renacimiento humano.

Los votos de “no violencia” y “no causar daño” son fundamentales para el jainismo, y, de hecho su símbolo es una palma de una mano extendida, como símbolo de paz.

El dogma central del jainismo es el ascetismo, la meditación y la autodisciplina, y, aunque estos no crean en un dios único ni recen a ningún dios, sí que acuden a los guías espirituales para que les ayuden en la práctica de estos principios básicos. Estos guías espirituales, llamados  Jinas permaneces célibes, viven aislados y eligen sus sucesores entre los de cualquier clase social. Deben cumplir cinco votos que son: no hacer daño a ninguna forma de vida, decir la verdad, abstinencia sexual, no robar y renunciar a las ataduras y bienes terrenales. Algunos de ellos van completamente desnudos o «vestidos con el aire», renunciando incluso a cubrirse, y, otros se visten con una túnica blanca.

Esta religión tiene unos dos millones de adeptos en India, y, en las ciudades donde hay una comunidad jaina, siempre hay un hospital para animales, donde estos son tratados con tantas atenciones y mimos que desconcertarían a cualquiera. En Bombay, la escritora Helena P. Blavatsky dedica un pasaje de su libro “Por las grutas y selvas del Indostán” a describir el hospital de animales de Pinjarapala. Este hospital-refugio ocupa todo un barrio entero de Bombay, y, es una institución, que se puede comparar con una inmensa arca de Noé donde se trata con igual respeto a un insecto que a un tigre, y, donde, todos sin excepción son alimentados con vegetales y granos. La descripción merece la pena, por si queréis buscar el libro. En Delhi, cerca de Chandni Chowk hay un hospital de aves.

En India, uno de los templos cumbres del jainismo es el Templo de Adinath, en Ranakpur, que no sólo es el más bello de todos, sino el más grande. El edificio, de mármol blanco, está bellamente labrado cual si de un encaje se tratase, y en su interior hay  1444 columnas todas ellas talladas de forma diferente. Este templo del S.XV se tardó en construir más de cincuenta años, lo cual no es de extrañar, pues está realizado en tres niveles y tiene veintinueve salas que ocupan una superficie de 4300 metro cuadrados.