Nat en el Monasterio de la SerpienteEl budismo goza de muy buena salud en Birmania, pues como sabemos, en torno al noventa por ciento de su población lo practica con devoción. Pero esto no impide que conviva en perfecta armonía con otras creencias animistas anteriores a la llegada del budismo a estas tierras, hablamos del culto a los nats o espíritus. Fue el devoto rey Anawratha, principal patrocinador del budismo el que los integró con la nueva religión oficial y el que los catalogó, estableciendo que eran treinta y siete los nats oficiales.

Los birmanos rezan a Buda desde un plano más espiritual, pero para problemas concretos y conflictos terrenales cotidianos piden ayuda a los nats, ya que hay bastante superstición en general. Ninguna religión ha logrado expulsarlos, ni los budistas, ni los baptistas, tan cercanos a las tribus de las montañas, ni los metodistas, cristianos o mormones. La idea predominante es que los espíritus son malignos y hay que aplacarlos para tenerlos propicios, a fin de no provocarlos y ser víctima de sus nocivas influencias. Los nats nos rodean, un bosque, un campo cultivado, el arcén de una carretera, están por doquier, son invisibles y maliciosos y despliegan una actividad incansable. En cada aldea hay algún templo y seguramente un monasterio, pero los nats tienen su propio altarcito en cada casa donde se les rinde culto. A ellos se les consulta en todas las decisiones cotidianas, al ir a construir una vivienda, al contraer matrimonio, al firmar un contrato o al comenzar la labor diaria hay que consultar si los augurios son buenos.

En la época en que hubo en Birmania gobierno indígena, el Estado reconocía formalmente las fiestas de los espíritus y había largos tratados escritos sobre los ritos y ceremonias que habían de celebrarse en este culto. Durante el mes de Nayon  (mayo-junio) y el de Nadaw (noviembre-diciembre) se celebra el festival anual de los espíritus y gentes de todo el país se acercan hasta el Santuario de Mahagiri, a los pies de las escaleras de subida al Taung Kalat donde están las figuras que representan a los 37 nats. Es verdad que es un culto menor pero que está muy extendido, y, también es verdad que en otros países vecinos también existen creencias animistas. En Thailandia se les llama de otra forma, pero es casi imposible no cruzarse con alguna casita de los espíritus cuando se atraviesan los campos sembrados de arroz. Siempre hay una pequeña construcción que con forma de casa de madera donde se les hacen ofrendas diarias por una buena cosecha. Igualmente ocurre en muchas zonas de Nepal, como el Dolpo.

Taung KalatPosiblemente a mucha gente no le diga mucho el nombre de Taung Kalat, pero todos hemos oído hablar del Monte Popa, de hecho, erróneamente la mayoría de la gente confunde uno con otro. Hace 250.000 años,  un gran terremoto sacudió el centro de Myanmar y desde la estéril planicie de Myingyan surgió el Monte Popa. La ceniza volcánica sobre la ladera del monte fertilizó estas tierras que hoy día son un vergel, llenas de vegetación frondosa y flores. Por ello se le llama Monte Popa, que  es la palabra en sánscrito para «flor.» Para los habitantes de las regiones circundantes, la cima se convirtió en el hogar de los dioses, el “Monte Olimpo” de Myanmar. Alquimistas y ocultistas hicieron su casa sobre la ladera de la montaña, y otros estaban convencidos de que seres mitológicos vivían en los bosques y entre las flores. Por ello el Monte Popa se convirtió en el centro de adoración nacional de los nat  y en su  hogar oficial.

Desde la cima del Monte Popa (1518 metros), o, desde el Monte Popa Resort (798 metros) en su ladera, observamos un elevado cono volcánico, de verticales paredes que queda por debajo, rodeado de esta espectacular vegetación entre la que parece flotar, este es el Taung Kalat (737 metros) a cuyos pies, como decía antes están las imágenes de los 37 nats oficiales. En  lo alto del mismo hay un pintoresco complejo de monasterios, estupas y santuarios, y unas vistas impresionantes, claro, aunque el ascenso no es para todo el mundo, pues se hace a través de unas empinadas escaleras de más de setecientos escalones.

La temperatura aquí es bastante más agradable que en la meseta y la brisa viene perfumada por los bosques de sándalo que nos rodean, os recomiendo sentaros a contemplarlo desde el Monte Popa Resort, porque es un placer para los sentidos y un bálsamo para la mente. Un lugar sin duda curiosísimo, como tantos lugares especiales de Myanmar, y una excursión casi natural si pasamos unos días en la zona arqueológica de Bagan porque está tan sólo a unos cincuenta kilómetros de aquí.

Taung Kalat from Mount Popa

 

 


 

Ana Morales

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