¿Sabíais que sólo en 2016 cerca de 750.000 extranjeros acudieron a Turquía a recibir tratamientos médicos? O que Estambul es el primer destino mundial en cirugía capilar?

Seguro que muchos de vosotros habéis oído hablar de ello o quizás tenéis a algún familiar o conocido que se haya informado o que incluso se haya hecho una intervención médica o estética en Estambul.

El turismo de salud es un turismo creciente en la ciudad porque el gobierno turco así lo está promoviendo con el objetivo es hacer de Turquía “uno de los tres mayores destinos mundiales del turismo sanitario en 2023”. Con este fin los servicios prestados a extranjeros reciben una subvención económica que hace que su coste sea de lo más interesante para  el que los requiere, sin dejar de vista que en Estambul hay hospitales, profesionales e instalaciones de primer orden.

Trabajo en el sector médico, y por ello he tenido la oportunidad de comprobar in situ y por mí misma que esto es verdad. He visitado quirófanos e instalaciones y asistido a alguna intervención menor y puedo confirmar que encontré hospitales públicos nuevísimos y equipados sólo con lo mejor, algo que no esperaba encontrar y que (las comparaciones son odiosas) dejan a nuestros hospitales públicos sólo regular. Cabe esperar que en el sector privado la cosa hubiera de ser cuanto menos equiparable, sobre todo con los ingresos que este turismo está generando para el país.

Estando en Julio en Estambul pude darme cuenta de la relevancia que de verdad tiene este turismo en la ciudad, pongamos el foco en los injertos capilares por ejemplo.

Desde España había contactado con una de estas clínicas de injertos capilares para solicitar información para un compañero. (Me permitiréis que no mencione su nombre pues no es mi intención favorecer comercialmente a ninguna). Sí que os diré que la encontré fácilmente a través de internet, para mi sorpresa era una empresa española pero con hospital propio en Estambul lo cual me llamó mucho la atención. Con la excusa de que un compañero de trabajo estaba valorando sus servicios me informaron profesionalmente de todo. Lo primero que me indicaron es que no todos los casos son aptos para el trasplante. Me pidieron que les adelantase unas imágenes (5) desde todos los ángulos para ver si él sería candidato al injerto y así lo hice. Me contestaron en 24 horas con un diagnóstico negativo, mi colega no tenía suficiente zona donante de la que obtener el pelo a trasplantar para obtener buenos resultados. La sinceridad me sorprendió, sólo seleccionan a pacientes que pueden realmente quedar contentos con el trasplante, no cogen a todos sin más. En cuanto a los precios, el paquete que me ofrecieron costaba algo menos de tres mil euros (frente a los 8000€ que puede costar esta intervención de media en España) e incluía hotel de 5*(dos noches), atención en español, trasplante y seguimiento del paciente. La intervención se hacía con anestesia local mediante la técnica FUE, donde el paciente es su propio donante de pelo, extrayendo una o dos tiras (unos 4.000 folículos pilosos) de la zona de la nuca y recolocándolas manualmente en las partes a repoblar.

Los resultados finales se ven al año, pero a los seis meses se puede atisbar cómo quedará el pelo.  Y todo esto sólo pagando una pequeña reserva pues el pago se realizaba en el propio hospital.

Sí, reconozco que todo parecían ventajas para una operación que cada vez más hombres se plantean realizarse en un momento u otro de su vida en aras de la estética o a la búsqueda de  incrementar la autoestima. Pero igualmente aconsejo encarecidamente a quien se lo plantee, se informe muy bien antes de tomar una decisión porque si bien el precio es una variable muy importante, lo primero ha de ser la seguridad y la profesionalidad.

Cerca de 750.000 extranjeros acudieron en 2016 a Turquía a recibir tratamientos médicos, dejando unos 5.000 millones de euros en el país, siendo la cirugía estética sólo uno de los muchos campos que trabajan. Fertilidad, neurocirugía, odontología…etc.

El bombardeo “capilar” comienza nada más aterrizar en la antigua Constantinopla, no hay duda de que hemos llegado a la meca del turismo capilar low cost. Sólo en Estambul hay más de 350 clínicas especializadas, por esto el marketing es crucial. Los carteles en el aeropuerto anuncian los servicios de numerosas clínicas, algunos, incluso en español, esto no nos ha de extrañar pues somos el segundo país del mundo en número de calvos. Se estima que son 10.000 los españoles que se trasladan allí cada año para hacerse esta intervención de los 100.000 varones europeos que viajan anualmente a Estambul a intervenirse. El bombardeo publicitario nos sigue acompañando sin salir del aeropuerto, los vehículos transfers que recogen a los pacientes van serigrafiados con el nombre de las clínicas, vehículos nuevos flamantes y brillantes para un servicio de 5 estrellas.

Su presencia en la ciudad también es patente ya que cuando se camina por las zonas más turísticas es fácil identificar a pequeños grupos de ellos, con la cabeza rapada y una banda o cintillo de rigor en la cabeza, haciendo turismo. Y muchísimos carteles de clínicas y doctores por doquier. Es, sin duda un boom.

A mi regreso al menos doce hombres que volaban en el mismo vuelo habían recibido en injerto. Todos llevaban una especie de banda o cintillo negro, que han de llevar unos días puesto y la cabeza rapada, con signos evidentes de alguna cirugía menor en la cabeza. Alguno más pudoroso no se quitaba la gorra pero el cintillo negro se veía igualmente. El cintillo contiene la anestesia local e impide que baje a la cara, por eso se ha de llevar puesto unos días hasta que esta se expulsa.

En fin, el turismo de salud es otra razón más para visitar Estambul si la historia y sus encantos no han sido hasta ahora reclamo suficiente.

 

 


 

Ana Morales

© Copyright | Todos los derechos reservados

Si te ha parecido interesante el artículo, ayúdanos a mantener el blog

error: Content is protected !!