Paseando por la orilla europea

Estambul fue durante más de un milenio capital de dos imperios, uno cristiano y otro musulmán, y hoy día es una desmesurada urbe de gran diversidad en la que se amalgama la tradición y la modernidad y donde conviven armónicamente distintas nacionalidades y credos.

Hay muchas maneras de abordar la visita de la ciudad, y me gustaría huir de hacer una mera enumeración de sus maravillas o de hacer un catálogo de monumentos, pues creo que esa información es fácil de conseguir para cualquiera. Propongo hacer un pequeño recorrido literario por ella, relacionando algunas partes de la misma con novelas ambientadas aquí o con figuras o autores que estuvieron muy ligados a la ciudad. Para lo demás, las guías de viaje son de gran utilidad e imprescindibles para no perderse detalle de lo que Estambul ofrece.

Ferry cruzando bajo el Puente GálataLa Ciudad moderna crece en torno a la inmensa Plaza de Taksim, y en torno al Haliç, o Cuerno de Oro, el estuario natural que históricamente ha tenido gran influencia sobre el desarrollo de la ciudad. Este estuario corta en dos la zona europea de la ciudad, dividiéndola en la Ciudad vieja, en torno a la Plaza de Sultanahmet, (la parte más visitada por sus monumentales mezquitas, el Palacio de Topkapi o la Cisterna),  y  la zona de Gálata. Se le llamó así, Cuerno de Oro porque según la leyenda los bizantinos sumergieron gran cantidad de objetos de valor en sus aguas durante la conquista otomana.

En la parte más moderna de la zona Europea  sobresalen dos barrios muy famosos, Pera (hoy Beyoglu) y Gálata. A pesar de que son  calles tortuosas y empinadas propongo recorrerlo a pie. Antaño este barrio era la ciudad de la elegancia y de los placeres, base de los mercaderes europeos, especialmente de los genoveses y venecianos, y hoy en día sigue siendo la sede de la mayoría de las embajadas extranjeras y el centro artístico, de ocio y de vida nocturna más activo de Estambul.

Istiklal_CadessiSu calle principal es Istiklal Caddesi. Esta calle peatonal, es atravesada por un pequeño tranvía que acaba en la plaza Taksim, y está repleta de cafés, galerías de arte, hoteles, tiendas, cines, y de pequeños restaurantes con encanto donde se come de maravilla. Pasear por Pera es asomarnos al mítico Hotel Pera Palas, construido en origen para albergar a los viajeros del lujoso Orient Express. En su momento, esta reliquia albergó a las más rutilantes personalidades de la época, como Mata Hari, Graham Greene, o Garbo. Fue escenario de amores, intrigas y secretos internacionales, de espías y agentes dobles.

Pero sobre todo, es un lugar donde encontramos las huellas de quizás la más famosa de sus huéspedes, la célebre escritora Agatha Christie, quien estando hospedada aquí concibió el primer borrador de su novela “Asesinato en el Orient Express”. Décadas después la historia del hotel sigue estando unida a la de ella. Y es que la historia de Agatha y la habitación 411, es una historia tan buena como cualquiera de sus novelas de misterio. Tras la muerte de Agatha, en 1979, la Warner Bros decidió llevar al cine la famosa novela, lo cual les estaba resultando muy complicado de adaptar por lo enrevesado del argumento. Una pitonisa americana contratada por la compañía dijo haber entrado en contacto con el espíritu de Agatha para pedirle consejo, y este le reveló que bajo el suelo de la habitación 411 se hallaba escondida una llave, la clave de un misterio relacionado con la novela.

La mezquita Yeni Camii y el Puente GálataEsto despertó un gran interés mediático, y tras buscar donde el espíritu indicó, resultó que hallaron una llave. Pero hay que decir que nunca se supo qué abría porque las exigencias de la propiedad del hotel para entregarla fueron tantas, que al final, la Warner Bros, principal interesada en ella por la relación con la película, acabó desistiendo de comprarla. La pitonisa no pudo aclarar qué abría la llave sin tenerla en su poder, y así, hasta nuestros días, la llave sigue guardando su secreto. Y alimentando la leyenda.

Estambul_2013_1715Cerca, sobre la colina de Gálata,  que domina el Bósforo, el mar de Mármara y el Cuerno de Oro se eleva la torre Gálata, una fortificación genovesa que data del siglo XIV, a la que  hay que subir si queremos disfrutar de las mejores vistas panorámicas de la ciudad, y hacernos una idea de su dimensiones. Desde su balcón observaremos, en el centro, el puente Gálata que separa ambas partes europeas. De izquierda a derecha, se puede ver el Palacio de Topkapı, la Iglesia de Santa Sofía, la Mezquita Azul, la Yeni Camii o Mezquita Nueva junto al puente Gálata, la Torre de Beyazıt al fondo y la Mezquita de Süleymaniye. El mar de Mármara y las islas Príncipe se encuentra al fondo. A la izquierda, al otro lado del Bósforo, se encuentra el barrio de Kadıköy. Unas vistas imprescindible y excepcionales.

Estambul_2013_135Pero lo que antes fue empinada subida ahora es agradable bajada, y paseando por esta misma orilla del Bósforo unos tres kilómetros, nos encontramos con otro lugar cargado de historia y escenario de muchas novelas, el Palacio de Dolmabache. Este suntuoso palacio de estilo occidental, y, hasta diría que Versallesco, sustituyó al antiguo Palacio de Topkapi como residencia de los sultanes a partir de 1856 y hasta la llegada de la república. El Palacio es una mezcla de estilos occidentales; barrocos, rococó y neoclásicos mezclados con el estilo tradicional otomano.  Su blanca fachada de más de cuatrocientos metros  se asoma directamente al mar. Es el edificio más grande del país, y hoy día es un museo del estado.

De parte de la princesa muertaEn su opulento interior destacar la sala del harem y una excesiva decoración a base de toda clase de lujosos adornos; candelabros y arañas de cristal de bohemia, porcelana china y una gran colección de alfombras. Y es que tal y como leímos en “De parte de la princesa muerta”, los últimos días del sultanato transcurrieron aquí. A través de los ojos de una niña, la princesa Selma de Turquía, y nieta de Murad V, pudimos descubrir los rincones escondidos del palacio, sus costumbres, sus rituales, sus fastos y la fascinante vida pública y privada en la corte otomana. De cine.

 


 

Ana Morales

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