Estambul_2014_0397Estambul nunca deja de sorprenderme. En una ciudad de casi quince millones de habitantes lo más fácil es estar casi siempre rodeado por la multitud, el ruido, la actividad, sin embargo, y como también he podido a menudo comprobar, también te puedes sentir como si estuvieses sólo en el mundo. En el popular mercado de Tahtakale la sensación es poco más o menos la de ser una sardina enlatada, de hecho si no tienes muy claro hacia donde ir lo mejor es hacerte a un lado o meterte en una tienda o es fácil que te sientas arrollado por la marea humana.

Por ello, después de varios días de algarabía y mercados decidimos hacer algo totalmente distinto remontando el Bósforo hasta la fortaleza de Rümeli Hisari, conocida como la fortaleza de Europa. Pero en lugar de ir en ferry nos decidimos por el autobús y el resultado fue un tour por la zona más moderna y pujante de la ciudad;los barrios de Sisli y Levent. Los rascacielos de cristal y los hoteles de lujo se suceden a cientos uno tras otro y las sedes de los distintos bancos internacionales se encuentran puerta con puerta, una tras otra. Cafeterías y restaurantes de diseño, lujo…hasta donde alcanza la vista.

Estambul_2014_0412No es algo que me interese especialmente pero lo menciono porque es una zona a la que nadie que no venga expresamente a hacer negocios de postín vendrá ya que está muy alejada del centro de la ciudad. Aquí no hay monumentos ni lugares de interés para el visitante, de hecho, creo que no participa del espiritu que envuelve al resto de la ciudad. El final de la línea nos dejó exactamente sobre la fortaleza de Europa, con unas vistas impresionantes del gigantesco segundo puente colgante del Bósforo suspendido sobre el mar y con un tráfico incesante de miles de vehículos que atraviesan de Asia a Europa y viceversa y que se veían como hormiguitas. Esta fortaleza fue construída por los Otomanos en 1453, en concreto por Mehmet II, (quien finalmente tomaría la ciudad), para facilitar la conquista de la entonces Constantinopla, en poder de los bizantinos. Y como esta era la región de la provinicia de la Tracia conocida como Rumelia por eso se quedó con este nombre. En la orilla opuesta hay otra construcción similar aunque mucho más pequeña, Anadolu Hisari,la fortaleza de Asia,que cumplía la misma función desde la orilla asiática, contribuir al asedio de la ciudad para hacerla más vulnerable. Dentro de ella no hay demasiadas cosas que ver, está muy bien conservada y para haber sido construída en tan sólo cuatro meses y salvando tan enorme desnivel es de unas dimensiones muy considerables. Aquí uno puede sentarse en un banco mirando hacia el estrecho y sentir que está sólo en el mundo y que las vistas están ahí sólo para el disfrute de uno.

Estambul_2014_0436Pero el interés de visitar la fortaleza estaba principalmente en el paseo que desde ella en dirección al Cuerno de Oro queríamos hacer. Nos interesaba conocer dos aldeas vecinas que parecían interesantes: Bebek y Arnavutköy. Un paseo de unos cinco kilómetros que no hace sino subrayarnos la gran diversidad de esta ciudad. A un kilómetro y medio de Rümeli Hisari está Bebek, el barrio más chic y moderno de la costa europea, donde todos vienen a disfrutar del ambiente relajado a la vez que cosmopolita de esta lujosa villa. Los estambulinos adoran Bebek, y vienen a ver y dejarse ver en sus terrazas con vistas al mar y comprar en sus boutiques de diseño o en sus tiendas gourmet. La opulencia y la ostentación son muy visibles. Sin embargo, tengo que decir que la vecina Arnavutköy nos gustó mucho más. «La aldea de los albaneses» era una pequeña aldea que hace treinta años estaba principalmente poblada por emigrantes de Albania y que hoy ha sido devorada y anexionada como el resto de aldeas vecinas por la inmensa ciudad. Todo el tramo de costa por el que paseamos hasta llegar allí estaba lleno de gente pescando, tanto hombres como mujeres y de pequeñas embarcaciones amarradas.

Estambul_2014_0488La fachada marítima de Arnavutköy es preciosa conservando sus casas de madera antiguas y una especie de canal las rodea por delante. Los bajos de estas casas suelen ser restaurantes de pescado. El interior del pueblo es una aldea de pescadores típica y agradable con muchas tabernas en las que también se puede comer el pescado más fresco a unos precios más populares. La arquitectura es en gran medida tradicional y es fácil que a uno le recuerde el mediterráneo. El pueblo se extiende hacia una colina en el interior bastante elevada que es el núcleo de la población.

Estambul_2014_0470Aquí conocimos a un vecino que regenta un restaurante local desde el año 1952, el señor Hussein Çelebi. Cuando se entra en su restaurante uno parece que se sienta a comer en su propia casa. O en casa de un amigo, pues el trato es de lo más familiar y la comida es casera y deliciosa. De hecho, aunque este hombre de sonrisa fácil tiene 87 años (que ya los quisieran muchos en esa forma física) sigue al pie del cañón y se puede ver claramente que a pesar de que su hijo y su nieta trabajan allí, él sigue siendo el alma del lugar. Sus antiguas fotos enmarcadas de la población, reconocimientos y reseñas en periódicos así nos lo corroboran. Genio y figura, sin duda.

Estambul_2014_0450En este paseo por Bebek y Arnavutköy cumplimos sobradamente con nuestro objetivo de cambiar el ritmo y recargar las pilas y si tuviese que elegir entre una de ellas tengo claro cual de ellas sería pues ambas, tan cercanas en distancia, no podrían estar más lejanas en espíritu.

Os dejo la dirección del restaurante:

Çelebi ev yemekleri
Beyazgül Cadessi nº 16.
Arnavutköy 34345. Istanbul.

 


 

Ana Morales

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