Llegamos a Olvera por la tranquila carretera comarcal CA-9120 que desde Setenil recorre los paisajes esculpidos por el río Trejo, campos cultivados y pequeñas poblaciones con nombres que nos recuerdan el pasado árabe de esas tierras limítrofes con al-Ándalus.  Esta vez viajamos sin prisas, admirando el recorrido de poco más de 15 kilómetros que es precioso. Os explico por qué creo que es uno de los imprescindibles en la ruta de los pueblos Blancos de la sierra de Cádiz.

Os diría que sólo por observar el pueblo desde la lejanía ya merece la pena acercarse a conocerlo.

Es imposible no sentirse cautivado por él cuando por las características del terreno lo ves brevemente, se esconde y al poco vuelve a aparecer. ¿Era eso Olvera?.   Sobre un cerro rocoso y rodeado de cultivos, Olvera se extiende abigarradamente. Olivares y campos de trigo, hacen el efecto óptico de un colorido y ondulante patchwork con relieves de tonos ocres, dorados y verdosos. Por contraste el pueblo, brilla bajo el cálido sol, con las pequeñas casas encaladas que le dan su signo de identidad y el nombre a esta conocida ruta turística de Cádiz. En su cúspide, dos edificios monumentales que parecen flotar sobre esta nube de casas, se dan réplica vertical en su soledad y pugnan por ganar nuestra atención, la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, de estilo neoclásico, y el castillo, una singular e irregular fortaleza árabe del s. XII que formaba parte del sistema defensivo del reino nazarí de Granada. Esta aún conserva muros, torreones, paseo de ronda  y la Torre del Homenaje.
Como es un camino poco transitado paramos el coche en el arcén para disfrutar la espectacular vista del pueblo, propia de un escenario de película del Medievo, una de esas legendarias ciudades de tres culturas, que finalmente fueron ganadas por los Reyes cristianos hasta nuestros días, o incluso de un escenario perfecto para Juego de Tronos.

 

Un poco de historia básica de Olvera

Tal y como encontré en la página web de “El legado andalusí”, Olvera era una villa fortificada de carácter militar. Pese a su ventajosa posición defensiva, “Olvera cayó en el siglo XIV en manos cristianas en el curso de las campañas de Alfonso XI, quien conquistaría una amplia franja entre las actuales provincias de Cádiz y Málaga, desde Olvera a Teba. Su historia está fuertemente vinculada a su papel de plaza fuerte avanzada en la estratégica línea fronteriza que corría por el margen de los macizos serranos de Grazalema y Ronda, bastión del reino nazarí de Granada que en conjunto resistiría hasta sus últimos momentos, entregado durante largos periodos a sus aliados marroquíes del sultanato meriní.”
Desde su conquista, Olvera se convirtió en un baluarte clave de la frontera cristiana con una importante guarnición, desde donde partieron célebres expediciones, como la de 1407, en la que los olvereños vencieron a los musulmanes de Ronda y Setenil.

 

¿Qué ver en Olvera?

Declarado Conjunto Histórico, su casco urbano presenta una bella mezcolanza de herencia morisca, (presente en cada recodo de La Almedilla o Barrio de la Villa), arquitectura popular y belleza monumental, con sus señoriales fachadas palaciegas, calles estrechas, rincones estratégicos, casas de época, etc. Recorrerlo es una experiencia placentera y que nos hará retroceder siglos en el tiempo allá donde Olvera era llamada Wubira y sus paisanos eran moros. De hecho, junto con la plaza de la Iglesia y el castillo formaba la almedina árabe (la ciudad árabe). A través de la empinadísima calle Calzada, llegareis hasta la plaza de la iglesia, seguramente la calle más antigua y fotografiada de esta ciudad única, El castillo se puede visitar y no hace falta que os diga que las vistas desde su torre son espectaculares. Un verdadero nido de águilas a más de 640 metros de altitud. A pocos metros del castillo se encuentra el Museo de La Cilla (dedicado a la Frontera y los Castillos) por si queréis profundizar en el tema o simplemente para conocer el importante papel que jugó la serranía gaditana como frontera en el reino nazarí. Además si queréis buscar las huellas moriscas tenéis que visitar la Torre del Pan, antigua construcción musulmana que funcionó como tahona y la muralla.

Ya en las afueras encontramos el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios y el Convento de Caños Santos.

Al margen de que vayáis con ánimos exploradores o de simplemente pasar tranquilamente una jornada, lo que más me gustó de Olvera es el ambiente relajado y amable del pueblo. Cuidado, cotidiano, con tiendas como las de antes, de alguna galería comercial en las que se vende de todo, bares con patio llenos de macetas y plazas donde sentarte a tapear.

Si lo vuestro es el turismo activo no dejéis de recorrer la Vía Verde de la Sierra que sale desde Olvera y termina en Puerto Serrano. Esta vía verdes es una antigua vía ferroviaria y está bien acondicionada para viajar con la bicicleta. El desnivel es muy soportable por lo que se puede hacer incluso con niños. Las vistas son estupendas, está bien señalizado y el recorrido es precioso.