El Zoroastrismo o Mazdeismo es una filosofía y religión fundada en torno al 1500 a.c. en Persia, y, se fundamenta en las enseñanzas de Zaratustra, el cual llevó a cabo una compilación de unas antiguas escrituras llamadas Avesta. Se piensa que, aunque él se encargó de recopilarlas, tenían una larga tradición oral cuando esto se hizo.

El zoroastrismo tiene un  dios principal, Ahura Mazda, representado por un símbolo alado que ya presidía los templos de Persépolis. Para el zoroastrismo, hay que mantener la santidad de la creación y la pureza de todos los elementos naturales. El contacto con la materia muerta, sea del tipo que sea, provoca contaminación e impureza de los elementos en contacto, pero también del cuerpo y el alma. Por ello, para esta comunidad es sumamente importante el tratamiento que se le da la al cuerpo humano cuando muere, para evitar que este pueda contaminar cualquiera de los cuatro elementos naturales, pero especialmente la tierra.

En sus orígenes los cadáveres acababan desintegrándose por el método de la exposición. Se ataba el cadáver al suelo y se abandonaba en una zona alta y lejos de la población para que los carroñeros los devorasen, pero, de hecho, aún así se contamina la tierra y la vegetación de su alrededor. Con el paso de los siglos, lo fueron perfeccionando e idearon una forma de conseguir la desintegración total de la materia orgánica que sigue los preceptos de la religión.

Hoy en día los muertos son depositados en las torres del silencio, edificios funerarios que son la última morada para los hijos de Zaratustra.

El cielo y el infierno, para los zoroastros, están en este mundo: los buenos pensamientos, las buenas palabras, las buenas acciones forman la base de su doctrina. Cada persona es libre de pensar, de obrar y de expresarse; la religión nos aleja de la guerra y de la anarquía y nos acerca a la amistad y a la serenidad.
A los seguidores de esta filosofía en India se les llama  parsi, (los que vienen de Persia) por ello hablar de parsis es hablar de zoroastrianos.

La pertenencia a esta religión viene determinada por el nacimiento. De padres parsis, hijos que heredan las convicciones y religión de sus padres. La mayor comunidad de ellos está hoy día en India, aunque aún quedan otras de menor importancia en Irán, su cuna, Pakistán o Sri Lanka. En los alrededores de la tranquila ciudad de Yazd, en Irán, hay cuatro colinas presididas por Torres del silencio.

El porqué llegaron desde Persia hasta aquí tiene que ver con la llegada del Islam, y las persecuciones a las que fueron sometidos los zoroastrianos. Muchos de ellos huyeron hacia el Gujarat, en India, hace más de mil años,  llevando con ellos el fuego sagrado (Atash Behrams) que mantiene su llama sagrada viva desde el siglo octavo después de Cristo, y, que se sigue manteniendo en el Templo de Udvada, a doscientos kilómetros de Bombay.        La llama de Udvada sobrevivió a numerosos ataques y saqueos, y fue protegida por sus sacerdotes, que en algunos momentos tuvieron que huir con ella a refugiarse en cuevas.
Este fuego fue creado a partir de otros dieciséis fuegos, entre ellos, el fuego de un rayo, el de una pira funeraria, el de la hoguera de un pastor, la fragua de un herrero o el horno de un alfarero…

Al llegar a Gujarat dice la historia que no fueron bien recibidos por Jadi Rana, el entonces rey. Entonces el portavoz de los inmigrantes parsis pidió un bol de leche, lo llenó hasta el borde y luego añadió azúcar. El azúcar se disolvió, no quedando rastro de ella en segundos, y el portavoz dijo: “somos como el azúcar, sólo endulzaremos tu país”.
Más tarde se asentaron en Bombay, donde está la mayor comunidad, aunque esta  se va reduciendo por lo cerrada que es. Sólo se casan entre ellos, y, siempre se han caracterizado por la discreción y por no divulgar ni sus creencias ni sus rituales. A diferencia de otros grupos, nunca se han hecho notar demasiado.

Los parsis suelen estar en una posición acomodada de la sociedad, y, son, y han sido siempre, por lo general muy neutrales, se dice que si viven tan prósperamente es debido a entre otras razones estos preceptos: igualdad de todos, respeto a todas las formas de vida, rechazo de la crueldad y del sacrifico de animales, caridad social, ética del trabajo, lealtad y fidelidad con uno mismo, la familia, el grupo y el país. Si bien su número es muy reducido, sus fuertes lazos y solidaridad grupal los hacen poderosos e influyentes.

Es por esta importante comunidad que la ciudad con más Torres del silencio es Bombay.

En lo alto de la colina de Malabar, uno de los barrios residenciales más exclusivos de Bombay, rodeadas por la vegetación y con vistas a la costa, hay seis de ellas, la más grande de las cuales tiene cerca de cuatrocientos años de antigüedad. Se les llama así porque el silencio ha reinado en ellas a lo largo de los siglos.

Las torres, conocidas como dakhmas, suelen tener tanto planta cuadrada como redonda, y son unas construcciones muy sencillas sin puertas, ventanas o tejado. Un único pequeño acceso permite al portador de los cadáveres, o nassesalar entrar y salir de ellas, pero nadie más que él tiene permitido el acceso, ni familiares, ni turistas, ni siquiera el guardián del recinto.

Estos nassesalares, hacen la misma función que los doms en Varanasi. Son gente de la casta intocable, y aquí la palabra es totalmente descriptiva de la vida y la soledad de estos individuos. Seres impuros que no se pueden mezclar ni relacionar con sus vecinos ni con el resto del mundo. Sólo cruzan las calles para llevar a los muertos a su última morada en lo alto de las torres, pero hasta su vecindad se considera impura por su cercanía con él. Tremendo.

Cuando llega la muerte, los familiares abandonan al moribundo, para no contaminarse, y, para no ser un obstáculo para la salida del alma del cuerpo del difunto. Sólo el sacerdote permanece junto al moribundo,  susurrándole pasajes del Zen-Avesta, y cuando el óbito es ya inminente abandona la habitación e introduce en ella a un perro para evitar que en ese momento clave el demonio no se apropie del alma del fallecido. Se cree que la mirada del perro es lo único que puede evitar que el demonio tome posesión de ella.

A partir de aquí, son los nassesalares los que toman el mando de la situación, y cubriéndose con sacos y plásticos llevan al cadáver a un féretro de hierro, que es el mismo que todos ocupan. H.P Blavatsky  (de nuevo) narra en su libro “Por las grutas y selvas del Indostán”, como a veces los tenidos por muertos, no lo estaban, y volvían a la vida, y como el deber del nassesalar era rematarlos, pues una persona que ha estado en contacto con los cadáveres del dakhma contaminaría a los demás. La muerte es objeto de repugnancia y nadie la quiere cerca.

Los cuerpos se colocan en filas concéntricas, en lo alto de la torre, en la más interior los niños y en la más exterior los hombres, y a partir de aquí, ya son los buitres los encargados de hacer su parte. En en pocas horas ya sólo quedan los huesos, que, expuestos a las intensas temperaturas del país, no tardan en desintegrarse y en ser polvo. Para evitar que ni tan siquiera el polvo se disperse y contamine el aire, en el centro de las torres hay un falso pozo, y, cuando los huesos ya están muy fragilizados se echan aquí, atrapados para siempre en este pozo, que hace las veces de osario, y sin contaminar la tierra.

Hoy día, también esta forma ancestral de tratar al cadáver está próxima a su extinción debido a que la población de buitres ha descendido trágicamente. Intoxicados por el diclofenaco, de uso cada vez más extendido, este fármaco se acumula en los órganos de las presas que ingieren estos animales. A pesar de ser un animal protegido, su población ha descendido vertiginosamente generando problemas, y es que al haber menos animales, los cadáveres tardan más en desaparecer, generando los problemas evidentes de la descomposición… Como os decía antes, esta es una zona privilegiada de Bombay, con nuevos rascacielos desde donde esta actividad hasta ahora oculta se puede observar desde las ventanas, y no se han hecho esperar las quejas.

Aunque si nos hacemos eco de las noticias, pocos matrimonios y menos hijos, se dice que para el 2020 los parsis serán mucho menos numerosos y el problema se solucionará solo.

En fin, espero que os haya parecido interesante, yo, al menos así lo creo.

 

 


 

Ana Morales

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