La segunda gran terminal histórica del tren de Estambul es un soberbio y visible edificio que preside la costa asiática en Kadiköy: Haydarpaşa. Es un lugar que tangiblemente nos traslada  a esa atmósfera romántica de los grandes días de los viajes: montones de baúles apilados, porteadores, bullicio de porteadores, revisores de tren, separaciones románticas y encuentros casuales. Pero también de guerra, de espías y de encuentros nada casuales.

 

La Historia

La escala de Haydarpaşa siempre ha sido una especie de anacronismo. El edificio fue construido en terrenos ganados al mar y, por lo tanto, está rodeado de agua por tres lados, una característica única para una estación de tren. Se puso en servicio el 19 de agosto de 1908 y se inauguró formalmente el 4 de noviembre de 1909, aniversario del sultán Mehmed V. Fue construida en estilo neoclásico alemán por dos arquitectos alemanes, de ahí que la estación conserve el aire de una catedral industrial o de un imponente castillo bávaro.

Haydarpaşa fue el símbolo gráfico de la alianza del Kaiser con el Imperio Otomano. Fue un regalo del káiser Guillermo II a Abdulhamit II – construido como puerta de entrada a un imperio que se perdió casi tan pronto como los primeros trenes empezaron a salir de su plataforma. Un eje muy visible en el fruto pragmático de esta asociación: la gran ruta ferroviaria de Berlin a Bagdad, (por aquel entonces territorio otomano) pero también parte del estratégico Drang nach Osten («Conducir hacia el este») del Imperio alemán durante finales del siglo XIX.

Todos los aventureros, exploradores, petroleros, arqueólogos y filibusteros que buscaban fama y fortuna en Oriente Medio han pasado por los arcos de la estación de  Haydarpaşa. Sin mencionar un aún mayor número de piadosos: peregrinos ortodoxos que se dirigían a Jerusalén y musulmanes que bajaban a Damasco para conectarse con la línea del Haj a Medina. Haydarpaşa también fue la terminal de trenes suburbanos y trenes hacia y desde Anatolia durante más de un siglo. La estación de los recuerdos para las olas de inmigrantes del campo anatolio durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta.
Además, todos los trenes conocidos, como el Orient Express, Capital Express, Fatih Express y Kurtalan Express partieron de esta estación durante muchos años.

 

El Presente

Actualmente, los pisos superiores de la estación son utilizados por la Dirección Regional de Ferrocarriles Estatales de Turquía. El edificio, que todavía alberga objetos históricos como una biblioteca, un gabinete, y mobiliario de oficinas de la era Abdülhamid II, ahora es como un museo.

Hay un vestíbulo, una sala de conferencias y una oficina local en el tercer piso de la estación. El primer emblema utilizado por los ferrocarriles estatales turcos llama la atención sobre los gabinetes, unas alas de hierro que salen de una rueda de ferrocarril.

En 1979 un petrolero chocó contra la estación causando importantes daños. En 2010 un gran incendio en su interior provocó graves daños en este histórico edificio. Tanto el techo como el último piso del edificio fueron pasto de las llamas y se produjeron importantes daños estructurales en el tejado. En 2013 se suspendidos todos los servicios por la construcción del nuevo tren de alta velocidad. Durante las obras del Marmaray se hicieron importantes hallazgos arqueológicos en el área de la estación.

Había planes de reconversión urbanística que pretendían reconvertir el edificio en un hotel y centro comercial. Diez años después parece que finalmente el ayuntamiento ha dado marcha atrás a sus planes y que el edificio se conservará y restaurará respetando su arquitectura. Sin embargo, sobre su uso nada está claro, y las plataformas de vecinos siguen presionando para que la estación no pierda su función de estación en beneficio de otras como museo o espacio comercial.  Según el plan de regeneración previsto para este edificio, la planta baja continuará como estación de tren para acoger los trenes de alta velocidad que comunican Estambul con Ankara en cuatro horas, (Yüksek Hızlı Tren) y las otras tres plantas que actualmente utilizan los Ferrocarriles del Estado de Turquía se convertirán en áreas culturales y de alojamiento.

El viaje en ferry desde Haydarpaşa sigue siendo uno de los lujos más económicos de Estambul, como el ferry de Staten Island en Nueva York. Nos regala unas vistas impresionantes de la ciudad vieja y de Santa Sofía, que parece diseñada para ser contemplada desde el estrecho. Es extraño pensar que las generaciones futuras harán este trayecto preferiblemente bajo la superficie del agua, con el proyecto Marmaray y los planes de reconversión de la costa asiática en marcha.

Pero los que busquen la experiencia más completa y quieran disfrutar de las vistas, simplemente cojan sin prisa el ferry desde Eminönü a Kadiköy, (y viceversa) es un trayecto de 27 minutos que os dejará muy buen sabor de boca y que os parará a tan solo quinientos metros caminando de la estación.