Cuando el Imperio Romano languidecía en occidente, y su ciudad eterna acusaba la decadencia, Constantinopla le tomaba el relevo en oriente. La Nueva Roma de Constantino, se convirtió en la renacida sede oriental del Imperio Romano, y, al igual que su homóloga fue construída sobre siete colinas y doce barrios, en un entorno natural único y estratégico allí donde confluye Asia y Europa.

La idea de «ciudad de siete colinas» nos recuerda el vínculo histórico existente entre Roma y Estambul, por ello esas siete colinas hemos de buscarlas no sólo en la geografía real sino también en el subconsciente colectivo de la ciudad. Los fundadores de la Nueva Roma, con la carga mística que eso llevaba, daban por sentado la existencia de siete colinas, aunque se dice que geográficamente sólo había inicialmente tres y que el resto sería la mano del hombre la que las creó. Cada colina sería marcada con estructuras monumentales. Constantino importó los símbolos y ritos que se emplearon en la fundación de la primera capital del imperio y los trasladó a el nuevo enclave, transformando así su Nova Roma en una alegoría del universo.

Cuando Constantino refunda en el año 330 su ciudad, estaba tomando a  Roma como modelo.Y no fue esta una decisión tomada a la ligera, la Nueva Roma era y es el puente entre dos continentes, y un punto estratégico que permite controlar el paso entre Europa y Asia, a través del mar Negro y el Mediterráneo. Con su puerto natural y su ubicación, se convertiría en el centro del comercio mediterráneo, y de actividades económicas, culturales y diplomáticas. Así lo entendió el emperador, que en el 324 trasladó la  capital en ese momento del Imperio Romano, a Bizancio, rebautizándola como la “Nueva Roma de Constantino” textual pues él financió por entero su construcción.

Mapa de las siete colinas de Estambul

En la cosmología de Aristotéles, el modelo del universo era simbolizado por el número siete. Se creía que el número siete representaba a los siete planetas que constituían el universo, a saber: el sol, la luna y cinco planetas. Constantino creía en la sacralidad del número siete, y por ello completará la estructura de la ciudad basada en el siete, “ trajo a siete hombres nobles desde Roma hasta la nueva ciudad que fundó, construyó siete puertas en las nuevas murallas terrestres, colocó siete destacamentos de guardias en el palacio y nombró la sala principal del palacio como “Hepta Lychnos”, que significa siete velas“. Además, en Nova Roma estaba prevista la construcción de siete foros durante los primeros cien años de existencia de la ciudad.

Huelga decir que en la totalidad de Estambul hay decenas de colinas, no sólo siete, pero estas de las que voy a hablar seguidamente son sobre las que creció la antigua ciudad, en la península histórica. Ya Edmundo de Medici, en su colosal obra sobre Constantinopla habla de lo empinadas que son sus decenas de colinas y barrios que “se esparcían sobre infinidad de cerros y valles hasta donde la vista alcanzaba”. Como he mencionado, estas colinas se hayan todas dentro de la península histórica o zona antigua de Estambul.

 

Primera colina

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Se corresponde con la zona centro de la ciudad conocida como área de Sultanahmet, donde se hallan una gran parte de los monumentos más famosos de la ciudad. Fue el lugar elegido por los romanos para el emplazamiento de su hipódromo, y, posteriormente para la construcción de la más grande de las iglesias bizantinas: Santa Sofia. También de la que fuese la residencia de los sultanes durante más de cuatro siglos y de la Mezquita Azul.

 

Segunda colina

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En la  segunda colina de la ciudad se yergue la mezquita de Nürüosmaniye y la columna en honor de Constantino, que preside la plaza, conocida como columna de Cemberlitas o columna quemada. Bizancio se consagra como la capital del Imperio Romano con una columna bajo la cual se entierran reliquias que incluyen cosas tan dispares como un pedazo de la Vera Cruz o una estatua de madera de Atenea y que remata la estatua de Apolo, dios de la luz y del Sol. Después de que en 1701 fuese dañada por el fuego se reforzó con unas especies de agarraderas de hierro y entonces pasó a conocerse como Cemberlitas (algo así como piedra anillada). La Mezquita de estilo barroco, en una de las puertas del Gran Bazar se construyó en honor de Osman. Nürüosmaniye significa «Luz de Osmán».

 

Tercera colina

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En la tercera colina sobresale, majestuosa, la Süleymaniye, la mezquita más grande y sólida de la ciudad, y una de las obras más importantes del genial Mimar Sinan. En realidad se trata de todo un complejo en el que hay baños públicos, dispensario, bibliotecas…etc

 

Cuarta colina

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En la cuarta colina de Estambul encontramos otra de las mezquitas monumentales más importantes de la ciudad: la Mezquita de Fatih, primera mezquita que Mehmet II el conquistador mandó construir en la ciudad tras su conquista. Esta mezquita guarda sus restos y además, está construida sobre la iglesia de los Santos Apóstoles. Los Santos Apóstoles fue la iglesia mausoleo del emperador Constantino y de la mayoría de los emperadores bizantinos hasta el siglo XI.

 

Quinta colina

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En la quinta colina, mirando al Cuerno de Oro está la mezquita del sultan  Selim, donde se guardan sus restos. En la parte baja y cerca de la mezquita se halla la Cisterna de Aspar, del S. V, para proveer de agua a la ciudad.

 

Estambul_140Sexta colina

La Mezquita de Mihrimah Sultana, hija de Solimán el Magnífico y esposa de Rüstem Pasha, reposa sobre la sexta colina de Estambul.
Esta es la colina más alta de la península histórica. También encontramos la Iglesia Kariye con sus impresionantes mosaicos en el barrio de Chora.

 

Séptima colina

Por último la séptima colina se levanta entre los distritos de Cerrah Pasha y Koca Mustafá Pasha. El famoso foro de Arcadio, de época bizantina, donde se comerciaba con esclavos, se encuentra en esta área. En el periodo otomano se le conocía como “el mercado de las mujeres” aunque el comercio de esclavos continuó hasta entrado el s.XIX. El complejo de la mezquita de Haseki Hürrem y de la mezquita de Hekimoglu Ali Pasha se encuentra también en esta séptima colina. El primero de ellos fue construido por Mimar Sinan para la mujer del sultan Soliman I, y el segundo es posterior, ya del s.XVIII.

Si os apetece indagar más os recomiendo  “La ciudad de las siete colinas que porta la huella del cielo” del libro de Sercan Özgencil Yıldırım, Istanbul cradle of civilizations : collective memory, spatial continuities (2007)

 


 

Ana Morales

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