Hay palabras que nos evocan irremediablemente a Oriente; una de ellas podría ser harem, y otra con ese mismo poder es, sin duda, hamam. Y posiblemente visitar uno de ellos sea una de las actividades que muchos se marcan como irrenunciables cuando visitan Estambul.

Siempre he oído opiniones encontradas sobre los hamams históricos, algunos lo aman, otros los odian. La regla de oro quizás sea que los hamams de lujo de los hoteles son caros pero dan un servicio más adaptado a nuestras expectativas occidentales, mientras que los hamams históricos son más baratos (aunque no siempre) y menos asépticos, pero más auténticos. Aquellos que no se sientan cómodos en este tipo de lugares siempre podrán tener la experiencia en su hotel, ya que todos los hoteles de categoría media-alta y superior lo ofrecen a sus huéspedes en Estambul.
Es muy arriesgado recomendar uno, por eso no lo haré, pero espero que esta entrada os ayude a elegir.

Apuntes de historia del hamam Otomano

Sería bueno empezar con un poco de historia. Durante los último mil años la tradición del hamam fue importante para la higiene personal y la salud, pero también porque estos íntimos templos del aseo fueron lugar de encuentro y entretenimiento de la población local. Para las mujeres suponía además la oportunidad de dejar el aislamiento de sus hogares y de interactuar en un ambiente seguro y discreto. Pero la razón principal por la que los baños ocupaban un lugar tan importante en la cultura otomana era y es la religión, ya que de acuerdo con el Corán, la limpieza es una parte fundamental de la fe. Mientras en Europa la suciedad se camuflaba bajo perfumes y ungüentos, pelucas, y polvos de arroz, en el oriente próximo se continuaba y se acrecentaba la tradición romana de las termas y baños. Los hamams son tan sólo su propia versión de las termas romanas.

En la cúspide del Imperio Otomano, cada barrio de Estambul tenía un hamam con baños calientes y fríos, fuentes y salas de mármol en forma de cúpula. Algunos días de la semana se abrían para los hombres y otros para las mujeres.

Difícil situación actual

Los hamams turcos contemporáneos se encuentran en una difícil situación. Durante siglos, estas casas de baños públicos fueron una parte integral de la vida otomana porque como he dicho el Islam concede una gran importancia a la limpieza, y los hamams eran los únicos lugares donde era posible acceder a un baño de agua caliente y jabón. Eran edificios de tal importancia para la sociedad, que los mejores arquitectos del imperio se emplearon a fondo para diseñarlos, siendo muchos de ellos de gran belleza arquitectónica. Pero entonces llegaron los baños en las viviendas particulares, con agua caliente, y la función primaria del hamam desapareció. Aún seguían siendo agradables puntos de reunión para ver a los amigos y ponerse al día de las novedades, pero para la vida cotidiana tomar una ducha caliente era mucho más práctico. Según los libros del famoso viajero y escritor otomano Evliya Celebi, en el siglo XVII existían en Estambul 4.500 baños privados y alrededor de 300 públicos, lo que nos da una idea de la importancia que tenían estos edificios en la vida turca. Se estima que el número de baños en la actualidad apenas llega a los 100. Por suerte, los hamams generan mucho interés en los visitantes. Así que con el fin de sobrevivir, muchos de ellos se han reorientado para servir a los turistas, perdiendo en el camino parte de su autenticidad pero asegurando su continuidad.

Algunos hamams históricos:

Cagaloglu hamami

Unos de los más antiguos y apreciados de la ciudad cerca de la Cisterna de Yerebatan, son los baños de Cagaloglu. Fueron construidos en 1741 por Mahmud I sobre el terreno que ocupaba el palacio de Nevşehirli Damat İbrahim Paşa como regalo a la ciudad, y fue el último hamam construido en el Imperio Otomano. Este hamam se orgullece de haber recibido a decenas de personajes famosos contemporáneos, desde el mismo padre de la patria turca, Atatürk hasta Omar Shariff pasando por actores de Hollywood como Harrison Ford o Cameron Díaz. Sin embargo, no hay que creérselo todo, este hamam es el que más críticas buenas y malas recibe, desconcertante.

El edificio consta de dos entradas separadas, para hombres y mujeres. Los precios comienzan en 60TL (unos 18€) el llamado “servicio self service”, pero el ritual completo ronda los 50€, precios dirigidos a los turistas.

 

Roxelana (Ayasofya Hurrem Sultan hamami)

Es el hamam más exclusivo y lujoso de Estambul, así que tened preparada la cartera.
The Ayasofya Hurrem Sultan Hamam  fue diseñado por el maestro Mimar Sinan para la mujer más poderosa de su época, la sin par Hurrem Sultan (Roxelana), esposa del Sultan Suleiman el Magnífico. Fue construida donde estaban emplazados los antiguos baños públicos de Zeuxippus (100-200 AD) destruidos durante la rebelión de Niká en 532 y reconstruidos después de muchos años, entre la Mezquita Azul y Hagia Sophia. Esta zona es muy significativa ya que a su vez era el lugar donde se erguía el templo de Zeus. Sinan sabía que este Hamam, a donde los fieles irían a lavarse antes del rezo, se convertiría en la antesala de Santa Sofía – en aquel entonces la mayor mezquita del Imperio.

Se comenzó en 1556 y tardaron seis años en levantar sus paredes de mármol blanco, sus cuatro cúpulas suspendidas a una altura inimaginable en un hamam, e idear un sistema de calefacción capaz de calentar sus 3.000 metros.

Estuvo activo hasta 1910 siendo restaurado por primera vez en 1958 y fue un bazar de alfombras hasta 2007, (yo lo conocí de hecho así), en que comenzó la última restauración. Tiene la característica de que es el primer hamam donde las secciones de mujeres y hombres están en el mismo eje rompiendo con las estructuras clásicas otomanas del baño en la que las salas de baño para hombres y mujeres están separadas.

Este hamam está dirigido principalmente al público extranjero, sirven a los clientes con cuencos de baño chapados en oro, y pestemals (pequeñas toallas de baño) de seda y algodón de Odemis. Sus jabones están hechos de aceite de oliva 100% y producidos especialmente en Edremit. Y una legión de 300 tellaks y natirs estarán más que encantados de limpiar y relajar su cuerpo y su espíritu. Su precio es elevado, empezando en los 85€.

 

Cemberlitas hamami

Este céntrico hamam también fue construido por Sinan, en 1584. Situado junto al gran bazar, la entrada no llama mucho la atención, pero son uno de esos lugares 100% para turistas, donde lo mismo te hacen la manicura que te cortan el pelo o te dan un masaje tailandés. Tengo que decir que hace ya algunos años que lo visité, pues estaba en la ciudad por muy poco tiempo y estaba junto a mi hotel, pero no puedo recomendarlos por nada, ni siquiera mirando hacia atrás e intentando ver la experiencia con humor. La higiene, dudosa, el trato regular y el servicio muy mejorable, en fin, mi experiencia no fue nada positiva, me sentí timada y al mismo tiempo desilusionada, y, por eso estuve años sin volver a repetir la experiencia.

El servicio completo son 190TL, cerca de 60€, pero creo que sin mucho esfuerzo encontrareis un lugar mejor en el que gastar vuestro dinero. Aviso de que acabará de un plumazo con todas vuestras fantasías mil y una noches.

 

Kılıç Ali Paşa hamamı

Famoso por sus líneas arquitectónicas y majestuosa cúpula, este hamam es uno de los edificios simbólicos de Tophane, el distrito portuario de Estambul y está considerado como uno de los más bellos de la ciudad, reabierto en 2012 después de años de restauración. Después de décadas de olvido y descuido, fue comprado por un inversor privado y bellamente restaurado por su nuevo propietario, que estaba decidido a devolverle su esplendor original.

El Kılıç Ali Paşa Hamamı es un edificio histórico que lleva la firma del maestro Sinan. Fue construido entre 1578-1583 como parte de la mezquita y el complejo escolar de la mezquita del mismo nombre para servir a los levends (fuerzas de la marina otomana).

Es un lugar increíble, modernizado con criterio donde todo son cúpulas, mármol blanco y agua, 100% recomendable. Un servicio profesional excelente y productos de primera. Descanso y relajación con las comodidades actuales. Para mí este es sin lugar a dudas el mejor, más limpio, organizado y tranquilo de los que he conocido pero puede decirse que este es de los que juegan en “primera división” donde el precio de un servicio tradicional ronda los 50 euros por persona. El acceso de mujeres es entre las 8:00 am – 4:00 pm, hombres solamente entre 4:30 pm – 12:00 pm

La historia de Kılıç (la espada) Ali Paşa da para una entrada en sí misma. Fue uno de los más grandes almirantes de la historia otomana y fue mencionado por Miguel de Cervantes en el capítulo XXXIX de su Don Quijote de la Mancha (lo llamó Uchali).

 

Süleymaniye hamami

El Süleymaniye Hamam fue construido como parte del complejo de la Mezquita de Solimán en 1557. También se le conoce como Hamam de Dökmeciler debido al hecho de que está en el Bazar de Dökmeciler. Una vez más, esta es otra obra del arquitecto otomano Sinan, y es uno de los hamams más antiguos y turísticos en Estambul por su situación. Esta parte de la ciudad antigua ha sido protegida por las autoridades, y por lo tanto el hamam ha mantenido su autenticidad. Se abrió con una gran ceremonia, y Suleyman el Magnífico tomó el primer baño después de una ceremonia especial y oraciones, sirviendo sólo a los miembros de la kulliye durante muchos años. Este es un hamam turístico pero la gente lo suele recomendar principalmente porque son los únicos de toda la ciudad a los que podrás acudir con tu pareja porque son mixtos. El precio son unos 40€.

 

Cinili hamami

Hay dos formas de experimentar el hamam en Estambul. Uno de ellas es la pensada para el turista, y la hallareis en los hamams más grandes del centro, donde os cobrarán precios similares a los de un spa de lujo y donde os proporcionarán servicios tipo spa. La otra forma es una experiencia como la que ofrece el Çınılı Hamam: local, barata y auténtica, de la cual ya os hablé en una entrada anterior. Es verdad que quizás hay que encontrar un poco el valor para elegir esta opción, por lo lejos que está del centro y porque posiblemente no haya otro extranjero allí salvo vosotros, pero creo que no os defraudará. El Çınılı Hamam es exactamente lo que habría de esperar de un hamam turco. Eso sí, aquí no hallareis turistas, ni ningún angloparlante, ni servicios sofisticados ni lujos, sólo un gran número de locales siguiendo el mismo tratamiento que nosotros (entre los que quizás despertéis un poco de curiosidad).  El servicio consiste en un rato de sauna extendida sobre una gran losa de mármol, una enérgica  exfoliación de la cabeza a los pies con una lufa y un masaje revigorizante muy intenso en la losa de mármol bajo los tragaluces en forma de estrella. Una paliza en toda regla, no sé si me pude relajar ni cinco minutos pero salí de allí ligera y suave como una pluma, con la piel enrojecida pero al mismo tiempo relajada, y pensando que los hamams no son para los pudorosos, (ni tampoco para los que tengan cosquillas). El programa completo, incluyendo sauna, exfoliación y masaje, son sólo 60 liras por persona, unos de 15€. (Çavuşdere Caddesi No 168, Üskudar) Recomendable.

Quiero terminar insistiendo en que lo principal para disfrutar de la experiencia hamam es que se acerque a vuestras expectativas. Es bueno informaros antes de qué servicios estáis pagando y en qué consiste el tratamiento. Todos los hamams de los que he hablado pueden perfectamente satisfaceros (o no) al margen de las demás consideraciones. Quizás el secreto esté en ser honesto para con uno mismo y determinar qué grado de autenticidad o incluso de costumbrismo estamos dispuestos a considerar sin sentirnos incómodos.

 

 


 

Ana Morales

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