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Hasta hace relativamente pocos años nadie había escuchado hablar de la enfermedad de Chagas en Europa. Quizás porque al tratarse de una enfermedad tropical que parecía quedar a años luz de nuestra sociedad del bienestar nadie se sentía amenazado, sabiéndola confinada y recluida en los límites geográficos del cono sur de América. Las migraciones poblacionales y la globalización han favorecido que la enfermedad se extienda por los cinco continentes. En España hay 70,000 personas infectadas.

 

La enfermedad de Chagas

PorAna Morales para GEA PHOTOWORDS

La enfermedad de Chagas es endémica del sur del continente americano, y afecta a numerosos países desde México hacia el cono sur, principalmente Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Perú, Colombia y Brasil. Se encuentra presente en el 70 % del territorio argentino, (principalmente en el norte) y en el 50 % del territorio chileno, (en las regiones con clima seco y cálido). Las regiones de Cochabamba y Chuquisaca de Bolivia, son consideradas el lugar de origen y dispersión de Tripanosoma infestans y es además el lugar donde existe la más alta prevalencia del continente americano.

Vinchuca o chinche, insecto transmisor del parásito Trypanosoma cruzi.  Ilustración GEA PHOTOWORDS

Aunque la mortalidad asociada no es muy alta, la enfermedad de Chagas constituye un grave problema de salud pública en 17 países de América Latina, donde el 20% de la población habita en áreas consideradas endémicas. Se trata de una enfermedad para la que no existe vacuna y que para los afectados se convierte en una enfermedad crónica que merma la salud y la calidad de vida y que puede afectar el corazón, al sistema digestivo, y al sistema neurológico produciendo diferentes grados de invalidez o inclusive la muerte.

Es una enfermedad asociada al medio rural y a la pobreza, que pasa bastante desapercibida pues los síntomas clínicos iniciales son inespecíficos y se prestan a confusión con con otras enfermedades más comunes, al igual que las complicaciones derivadas del contagio también pueden ser fácilmente confundidas con otras enfermedades.

La OMS estima que la enfermedad de Chagas o Tripanosomiasis americana “afecta a entre 16 y 18 millones de personas en el mundo, y que hay alrededor de unos 35 millones de personas infectadas con unos 100 millones (25% de la población de Latinoamérica) en riesgo de contraer la enfermedad”. Las zonas rurales y suburbanas son las más afectadas y las de mayor prevalencia por las precarias condiciones socioeconómicas de la población que no les permite habitar viviendas dignas. Poblaciones vulnerables que apenas tienen voz política o visibilidad.

Las medidas preventivas e higiénicas, son casi el único modo de evitar en origen que la enfermedad continúe infectando a más personas. Los datos disponibles corroboran que la enfermedad de Chagas es hoy por hoy la enfermedad parasitaria de mayor importancia en América Latina. Es, además, la tercera enfermedad infecciosa de la región después del SIDA y la tuberculosis. Esta enfermedad tropical mata cada año a unas 50 mil personas y ha sido reconocida por la ONU y la OMS como una de las enfermedades más olvidadas y desatendidas del mundo pesar del sufrimiento y la discapacidad que causan.

Transmisión de la enfermedad de Chagas.  ©  Ministerio de Salud. Presidencia de la Nación. Argentina

Una enfermedad con escasa visibilidad y menor prioridad. En el año 2012, los fondos destinados a la I+D en enfermedad de Chagas fueron de algo más de 31 millones de dólares, solo el 1% del total de los fondos dedicados al conjunto de enfermedades llamadas “olvidadas”. Menos recursos aún son dedicados a las personas. Bastante menos del 1% de los afectados que son diagnosticados recibe atención sanitaria y tratamiento, con medicamentos de hace 50 años, de efectividad mediocre. Sólo recientemente se han iniciado ensayos clínicos con nuevos fármacos. Desde el año 2002, el CRESIB, centro de investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona, lleva a cabo actividades de investigación y formación en la enfermedad de Chagas, y está presente en Bolivia, el país más afectado por esta enfermedad.

La infección se produce generalmente por la picadura de un insecto llamado vinchuca o chinche, que esté a su vez infectada con los parásitos tripanosoma cruzi. Esta forma de transmisión se denomina vectorial y es la más común. El médico brasileño Carlos Chagas fue el que identificó al parásito por primera vez, en 1908 en el estado de Minas Gerais, Brasil. Llamó su atención la gran cantidad de triatómos que colonizaban las humildes viviendas de los trabajadores. Construidas con gran precariedad, observó que entre las grietas de las paredes y techos había centenares de ellos. Al examinar el intestino de uno de estos insectos encontró el parásito responsable de la transmisión de la enfermedad: el tripanosoma cruzi. En abril de 1908 encontró el primer caso de la enfermedad buscando el parásito en las personas que vivían en espacios infestados por este insecto. Vinchuca, chinche besucona, chinche gaucha, chinche picuda, chipo, chirimaicha o pito. Muchos son los nombres por los que se conoce a este insecto hematófago en función del país en el que estemos pero el modo de contagio es común. Permanecen ocultas durante el día pero al anochecer las vinchucas salen de las grietas en las que viven para alimentarse. Pican en las zonas más expuestas, al mismo tiempo que defecan depositando los parásitos sobre la piel. Al rascarse instintivamente la picadura, la persona los introduce inadvertidamente en su cuerpo, empujándolos hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta.

Actualmente con las migraciones internas desde las zonas rurales a las grandes ciudades de America latina la enfermedad de Chagas está cambiando su perfil epidemiológico. Debido a la movilidad poblacional y la globalización el Chagas también se ha convertido en un problema de salud global. Y está presente ya en Europa, América del norte o Japón. Ha pasado de ser un problema de salud de Latinoamérica a ser un problema de salud global. Fuera de sus fronteras naturales el contagio ya no se produce de forma vectorial, sino a través de transfusiones de sangre, transmitido por la madre al feto o a través de un transplante de órganos. Los pacientes crónicos de Chagas que viven en España deben ser correctamente diagnosticados y tratados para evitar la difusión de la enfermedad y controlar las complicaciones que trae asociada esta enfermedad.