¿Se han preguntado alguna vez de donde vienen los apellidos turcos? Puede parecer una pregunta rara, incuso tonta, pues de dónde van a venir, pensarán ustedes. Los apellidos son herencia familiar y se transmiten de padres a hijos, no? Pues ese es el caso en España sí, y en la mayor parte de países occidentales y América, pero no es el caso de Turquía. ¿Nunca se han preguntado de donde vienen esos apellidos tan sonoros, tan curiosos o tan poéticos?

 

El nobel Orhan Pamuk se apellida Pamuk “algodón”, el director de cine Nuri Bilge Ceylan, Ceylan “gacela”, o la también escritora Elif Şafak, Şafak “amanecer”. Evidentemente no son apellidos que hayan elegido ellos, pero sí que lo hicieron sus bisabuelos algunas décadas atrás. Os cuento porqué.

Hasta hace menos de un siglo, los turcos, así como otras etnias que vivían en el Imperio Otomano, no tenían apellidos. La Ley de los apellidos, adoptada hace ocho décadas obligó a todos los ciudadanos turcos a elegir un apellido para su familia, que se heredase de padres a hijos, y prohibió dirigirse a las personas por títulos. Las personas adoptaron apellidos relacionados con sus antepasados, eventos históricos o simplemente relacionados con la profesión o personalidad del titular.

Tras el desmembramiento del Imperio Otomano y la aprobación de la República de Turquía, Atatürk se propuso llevar a esta por el camino de la modernización y la occidentalización y puso en marcha una serie de reformas de gran alcance para crear un estado moderno, democrático y laico. Kemal creía que el secularismo y la «europeización» de Turquía eran la clave para transformar su país en una nación industrial moderna.

Su legado más duradero fue su campaña de laicismo y modernización que impuso a veces por la fuerza con la abolición de la sharia y del califato, el cambio al calendario occidental, la adopción del sistema métrico, la sustitución del alfabeto árabe por el latino, la reforma lingüística, y la ley de apellidos, con el fin de facilitar las tareas administrativas al estilo occidental.

Un cambio profundo en la vida cotidiana de los turcos que habían estado lidiando con una serie de reformas radicales en su recién establecido país. Si bien cada una de estas reformas fue muy criticada en su momento, la Turquía de hoy debe mucho a estas reformas y posiblemente no tendría nada que ver con la Turquía que conocemos de no haberse llevado a cabo. Imaginad lo que pudo ser para los ciudadanos la reforma lingüística en 1928, el cambio repentino del alfabeto árabe al latino de modo drástico y sin paños calientes. Mucha gente se encontró en una nueva sociedad donde no podían leer ni una sola letra en su nuevo alfabeto. Después de que se adoptó este nuevo alfabeto compuesto de letras latinas, el analfabetismo en el país de repente se situó en el 100%.( aunque hay que decir que el alfabeto árabe era dominado sólo por las élites, y que sólo el 8% de la población sabía leerlo y escribirlo).

El primero en recibir un apellido fue el propio Mustafá Kemal, La Asamblea Nacional de Turquía, asignó unánimemente a Mustafá Kemal el apellido de «Atatürk» (que significa «padre de los turcos» ).

Lo cierto es que antes de la aprobación de esta ley a la gente se la conocía de diversos modos:

Por el nombre del padre, esto es añadiendo al nombre del padre el sufijo -oğlu (“hijo de”), -kız (“hija”)
Por los apodos, que a menudo se heredaban de padres a hijos, pero su vigencia se extinguía en pocas generaciones.
Por los Nombres de clan, que identificaban a todo un clan.
Por los Títulos y formas de cortesía, incluyendo oficios, por ejemplo: Haci Bekir, “Bekir el peregrino”. Ozan Usta, “Ozan el artesano”.

La Ley de Apellidos prohibió algunos títulos (peregrino, mulá, maestro, etc.) y los nombres de clan, pero todo lo demás era susceptible de convertirse en apellido.

Los turcos eligieron prácticamente cualquier palabra, algunas harto raras y a menudo por los motivos más insólitos o peregrinos. Se inspiraron en:

Accidentes geográficos, topónimos y gentilicios, apodos, variaciones del nombre de un personaje histórico o de un héroe mitológico: p.ej.  Aslan = Alp Arslan (sultán del imperio seljúcida), o Cengiz = Gengis Khan.

Algunos optaron por plasmar su sentimiento nacionalista en el apellido: Türk = turco Öztürk = turco puro. Nombres de clan, aunque reconvertidos con el sufijo – oğulları (ndan), que significa «(de la estirpe de) los hijos de»

Oficios: (siempre en turco), incluyendo herrero, carretero, cantero, barquero, vendedor de alfombras, camellero, policía o telefonista.
Nombres con reminiscencias históricas o épicas: nombres de sultanes, apellidos de tipo racial, etcétera.
Animales: con pretensiones de nobleza. Halcón, león, lobo, perro…
Metales y minerales: hierro, acero, oro, esmeralda…
Adjetivos: los que se consideraban respetables, como Yılmaz ‘valiente’, Çalışkan ‘diligente’, sabio, honesto…
Otros nombres: de estrella, rayo, espada o fuego, agua, trigo, cabeza, tres… Prácticamente cualquier palabra.

Pese a todo aún hoy, comparado con otros países, en Turquía se concede mayor importancia a los nombres de pila que a los apellidos. Rara vez se nombra a una persona sólo por su apellido, ni siquiera en el ámbito académico o militar. Hasta la década de los cincuenta, el listín telefónico de Estambul ordenaba a los abonados por su nombre de pila, y no por su apellido.

Hoy, los apellidos son aceptados en el Código Civil turco como derechos personales que son inalienables e intransferibles. Las mujeres casadas pueden llevar tanto su apellido de soltera como el de su esposo. Sin embargo, el apellido oficial es siempre el apellido del marido y los bebés deben llevar el apellido del padre. Aquellos que no están contentos con sus apellidos pueden solicitar oficialmente a un tribunal que los cambie, incluso si se trata de un apellido familiar profundamente arraigado elegido por un bisabuelo hace casi un siglo.

De acuerdo con la Dirección General de Registro Civil y Nacionalidad de Turquía, Yilmaz ‘valiente’, Kaya ‘roca’, Demir ‘hierro’, Yildirim ‘rayo’, Aydin ‘iluminado, lúcido, intelectual’, Arslan ‘león’, Polat, Erdoğan, Yavuz, Tekin y Aksoy se encuentran entre los apellidos más comunes en Turquía.

 

 


 

Ana Morales

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