Viviendo en la época más esplendorosa del imperio otomano, las consortes de los sultanes marcaron una era. Por primera vez muchas de ellas tuvieron influencias y poder, participando directa o indirectamente en las decisiones de gobierno. Las sultanas han inspirado películas, libros y hasta óperas sobre sus vidas, y en Turquía las series y telenovelas basadas en los avatares de sus vidas son seguidas por una gran parte de la población y exportadas a buena parte del mundo.

Hoy quiero escribir sobre ellas, las mujeres más poderosas del Imperio Otomano, desde la primera esposa “legal”, la sinpar Roxelana, apodada “Hürrem Sultan” hasta la sultana Nurbanu, la primera que fue honrada con el título de “Valide Sultan” o Reina Madre, pasando por Kössem Sultana, dos veces regente imperial.

 

Roxelana

El sultanato de las mujeres comenzó con Roxelana, es decir Aleksandra Lisowska, apodada “Hürrem” -aquella que ríe-, por su buen humor “y risa cristalina”.
Se la supone nacida hacia 1510 en alguna población de Ucrania e hija de un sacerdote ruteno-ortotoxo, en territorios que entonces pertenecían a Polonia. Fue capturada en el Cáucaso y vendida como esclava en el mercado de esclavos de Estambul, pasando luego a formar parte del harem de Solimán El Magnífico. Siendo una más entre el centenar de concubinas del palacio, pero con una belleza y inteligencia superior, desplegó toda su astucia, diplomacia y capacidad de seducción hasta convertirse en la favorita del sultán. Solimán ya tenía un heredero. Al darle un hijo se convirtió en la tercera kadin, o sea, la tercera mujer más poderosa de la corte. Pero con el tiempo logró tener tanta influencia sobre Solimán que consiguió que este desterrase a su primera esposa, la sultana Gülbahar y a su hijo y heredero al trono el príncipe Mustafá, amado y respetado por el pueblo y el ejército.

Pero el destierro no garantizaba que su hijo Mehmet pudiese subir al trono y por ello, conspirando con el primer visir Rüstem Pasha consiguió hacer creer a Solimán que su hijo Mustafá conspiraba para arrebatarle el trono, así Solimán lo mandó estrangular. Lo mismo ocurrió con todos aquellos que se interpusieron en su camino, Roxelana era una mujer ávida de poder y temible como enemigo que se convirtió en la consejera del sultán en cuestiones de gobierno y de política internacional, especialmente las relacionadas con Polonia, algo sin precedentes en un mundo de hombres. En 1530 consiguió otro hecho sin precedentes en el sultanato, una boda oficial. La ley islámica permitía que el sultán tuviese hasta cuatro esposas y tantas concubinas como pudiera mantener. Hasta Suleyman, ningún otro sultán otomano se había casado. Con él tuvo una hija y cuatro hijos, el primero de ellos fue asesinado y nunca llegó a reinar. Pero Selim II sí lo hizo.
Los contemporáneos achacan tanta influencia sobre el sultán a la sospecha de que Roxelana lo había embrujado, y la llamaban “ziadi” que significa precisamente eso, bruja.
Murió en 1558, a la edad de 52 años y está enterrada en el mausoleo de la mezquita de Solimán junto a él.

 

Mihrimah Sultan

Fue la hija de Roxelana y Soliman y fue muy efectiva en los asuntos de estado a lo largo de su vida. A la edad de 17 se casó con el gobernador Rüstem Pasha, que se convertiría en primer visir tras la boda. Fue la madre de Murad en 1545 y de Mehmet en 1547. Tras la muerte de su madre se convirtió también en “Reina Madre” (Valide Sultana). Mandó construir 400 naves para enviar una expedición a Malta, y al igual que su madre continuó manteniendo conversaciones diplomáticas con el rey de Polonia para favorecer la paz. Fue poseedora de una gran fortuna. Los rumores decían que el gran Mimar Sinan, arquitecto de la corte, estaba enamorado de ella y que mandó construir todo un complejo de Mezquita, baños turcos, y madrasa para su amor en Edirnekapi. Si vais a Üskudar, allí tiene otra mezquita presidiendo la plaza, también construida por Sinan.
Murio en 1578 y está enterrada junto a su padre y madre en la Mezquita de Solimán.

Nurbanu Sultan

Fue la mujer de Selim II, y madre de Murad III, y sus orígenes son algo inciertos. Se dice que era hija de una familia judía que había vivido en España, y que debido a las presiones sobre musulmanes y judíos se vieron obligados a emigrar a Sicilia. Durante el trayecto en barco, este fue capturado y ella enviada como esclava a Estambul. Sin embargo, algunos historiadores sostienen que ella era veneciana. Yilmaz Çetiner, en su libro “Una veneciana en el haren: Nurbanu Sultan” afirma que era hija ilegítima de la conocida familia Baffo y que su auténtico nombre era el de Olivia Cecilia Venier-Baffo. El famoso Barbarroja la capturó y así fue como acabó en Estambul.

La propia Roxelana la apodaba “Nurbanu”, «reina que brilla». Lo cierto es que su personalidad sobresalía en la corte y que esta fue acumulando poder durante el reinado de su marido y después de su hijo Murad III, de hecho, la correspondencia diplomática de aquella época registrada en los archivos de Venecia, muestra que Nurbanu continuo sirviendo a su país, con grandes intereses comerciales y económicos en la Sublime Puerta. Se dice que esta intercedió para evitar una posible guerra.
Los poemas de amor que le dedicó su marido Selim II son uno de los mejores ejemplos de lo que se denominó “Literatura de Divan”.
Tras la muerte de Selim y el ascenso al trono de su hijo se le dio el título de “Valide-i Atik-SUltan”. Atik significa “mayor o vieja”, por lo tanto esto implica que se convirtió en la primera y más poderosa mujer del Imperio Otomano de su época.

 

Safiye Sultan

Algunos historiadores parecen haber confundido a Safiye con Nurbanu por algunas similitudes entre las dos. Safiye Sultana era la nuera de Nurbanu y esposa de su hijo Murad III. Según los registros históricos, Safiye era miembro de una de las familias venecianas más nobles. Su padre era el gobernador Leonardo Baffo, y su nombre real era el de Sofia Bellicui Baffo, y, al igual que su antecesora, fue capturada en el mediterráneo por unos navegantes turcos. Esto cambió su destino para siempre. Fue llevada a Estambul donde la incorporaron al harem de palacio. Hasta aquí prácticamente la historia, y según se dice los orígenes, eran casi iguales entre ambas.
Después de ser preparada y formada en palacio, Nurbanu Sultana la presentó a su hijo Murad quien quedó prendado de ella. Y así, poco a poco Safiye entró en la historia como una mujer poderosa y manipuladora que continuó en la línea de Nurbanu sultana, esto es, protegiendo los intereses venecianos en el imperio otomano, y que no dudó en hacer lo necesario para conseguirlo. La mezquita Yeni Camii, de Eminönü, fue comenzada por ella y terminada por Turham Hattice, madre de Mehmet IV.

 

Kösem Sultan

Kösem provenía de una familia griega de Bosnia, y era hija de un sacerdote de la isla de Tinos. Capturada cuando era aún adolescente, Anastasia, que así se llamaba, fue vendida como esclava al sultan Ahmet I, quien la llamaría Kösem.
Kösem fue una de las mujeres más poderosas de la historia Otomana. Alcanzó el poder e influenció el curso del imperio otomano a través de su esposo Ahmet I y de sus hijos el sultán Murad IV e Ibrahim I, y por último a través de su nieto Mehmed IV.
Fue Valide Sultan (Reina madre) desde 1623 a 1651, cuando sus hijos y su nieto Mehmed IV reinaron como sultanes otomanos.  Mientras que su hijo aún era menor de edad, esta además de Valide Sultan se convirtió en la primera de las dos mujeres en la historia que gobernaron el Imperio Otomano oficialmente solas entre 1623 y 1632. Cuando su hijo Ibrahim sucedió a Mehmet, en 1640, este resultó ser mentalmente inestable para gobernar. Esto permitió a Kösem continuar en el poder. Ibrahim fue depuesto y Kösem presentó a su nieto de siete años de edad Mehmed IV para la sucesión. Se declaró regente oficial por segunda vez, y estuvo al mando de nuevo entre 1648 y 1651.
Su propia nuera Turhan la mandó estrangular cuando supo que estaba planeando la muerte de su hijo. Kösem fue estrangulada con una cortina por el jefe de los eunucos.
A pesar de todas estas conspiraciones de la corte, Kösem era querida y conocida por su caridad y por liberar a sus esclavos después de tres años de servicio. Cuando murió, los habitantes de la ciudad estuvieron tres días de luto.

Aunque a su muerte, Turhan Hatice ejerció de Valide Sultan por su hijo, el futuro sultán Mehmet IV, su poder acabó transferido a su gran visir Köprülü Mehmet Pasha, por lo que con Kösem termina lo que se conoció como «Sultanato de las mujeres«

 

 


 

Ana Morales

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