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En 2014 Ana Morales, miembro de GEA PHOTOWORDS, inicia un viaje que la llevaría de Estambul a Tánger y que terminaría en Las Alpujarras granadinas. Salió a la búsqueda de los últimos estertores de una profesión, la de los productores artesanales de tejido, que ha ido desapareciendo a marchas forzadas en todos estos lugares en los que históricamente tenía un peso importante en la economía tradicional y el tejido social de sus habitantes, y que ha sido sustituida por una importante y exitosa industria a nivel mundial. Es el caso de Turquía y de Marruecos, lugares estos en los que se produce la mayor parte de la ropa que vestimos y cuya importante contribución a su PIB nos habla de un sector básico para el desarrollo de la economía de estos países.

 

El tiempo de los telares: últimos artesanos de Estambul (I)

Por Ana Morales © Copyright 2015 – Todos los derechos reservados

Cuatro paredes semi derruidas que hace décadas no sostienen ninguna techumbre son la última morada, y, a la vez el destierro forzoso de una joya de la que ya nadie echa cuentas. Ni la lluvia insistente del otoño, ni la humedad corrosiva de las aguas salobres del Estrecho del Bósforo, ni el intenso sol del verano o el guano de las gaviotas que lo sepultan todo, han podido aún con ella. El viejo telar de fabricación italiana pasa las horas mirando al Cuerno de Oro desde el solitario tejado del vetusto caravasar. Los gatos, que merodean perezosamente por sus tragaluces penosamente parcheados, gustan de acurrucarse entre sus cuerdas. De tanto en tanto, algún visitante inesperado que sube hasta aquí, dudando de la solidez de la estructura sobre la que se asienta, se decide a acercarse y observar la reliquia más de cerca y, a imaginar cual fue la historia de este antiguo telar. Yo fui uno de esos visitantes que quiso indagar un poco en su pasado, desde la humilde perspectiva del simple observador.

 

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Telar tradicional. Estambul. Foto ©  Burak Sevingen

Estambul

Estambul fue una de las ciudades más importantes dentro de la rama más occidental de la Ruta de la Seda.             Sí, desde aquí partían otra serie de rutas comerciales por mar y tierra que abastecían a toda Europa, el mediterráneo y el norte de África con toda clase de mercancías exóticas muy valoradas, entre ellas las especias y los tejidos. Como consecuencia de este comercio, en todas las ciudades de la mencionada Ruta de la Seda, se desarrollaron una serie de infraestructuras auxiliares para el descanso y la seguridad de las caravanas y los viajeros que la recorrían. Estos edificios centenarios, muchos de los cuales han sobrevivido al olvido y al abandono siguen ocupados por pequeños gremios de artesanos que generación tras generación dan continuidad a oficios heredados de padres y abuelos pero que, reconocen apenas dan para vivir.

Estambul_613Uno de estos antiquísimos caravanserais o hans de Estambul es el Büyük Valide Han, de 1651, escondido entre la maraña de calles comerciales en torno al popular mercado de Tahtakale de la ciudad. Una enorme y sólida estructura de dos plantas construidas en torno a tres patios con pasillos y túneles, muchos de ellos en ruinas que por un lado cuentan con puertas y escaleras de piedra que conducen a salas de trabajo y, por otro, son locales abiertos hacia el exterior.     En su interior hallareis toda clase de mercancías apiladas, maquinaria para los más diversos usos y muchos artesanos que ajenos al jaleo del bazar se concentran en sus oficios en reducidos habitáculos que nos recuerdan vagamente a un palomar. Pero también hallareis muchas historias personales que están íntimamente ligadas a estos espacios una y otra vez reutilizados y adaptados a la realidad del momento.

El sr Mehdi Bey, guardián del lugar, se encarga de abrir y cerrar estas enormes puertas que parecen más bien las de una fortaleza medieval y no las de un edificio comercial. Jovial, conoce bien a todos sus ocupantes. Lleva tantos años viviendo y trabajando aquí, que es una de las fuentes más fiables sobre la actividad y la historia contemporánea del lugar. Al hablarle del telar del tejado parece que hemos abierto el baúl de sus recuerdos.

Este nos comenta con pesar como la actividad de los telares fue decreciendo año tras año desde que él puede recordar. La llegada de la mecanización primero y de los productos made in China después, fueron desplazando el textil tradicional, acabado drásticamente con esa actividad. Hasta hace diez años, aún quedaban tres maestros tejedores y dos telares activos en el Büyük Valide Han. Hoy en día el único telar activo es una máquina de casi cien años de edad operada por un maestro que funciona por encargos, con una actividad inestable. Los artesanos actuales mencionan su aprendizaje aquí con maestros que ahora ya han fallecido o han regresado a sus pueblos de origen, ya jubilados. Ellos, producen al “el estilo de Anatolia” sombreros de hombres o gorras promocionales para las grandes corporaciones. Dos talleres de planchadoras, un tintorero, un fabricante de carteras, otro de servilletas, y, finalmente, un fabricante de etiquetas son los que han cogido el relevo del casi extinto textil. Una minoría de estos residentes ocupan estancias en Büyük Valide Han para varios otros fines como de espacio de oficinas, almacenes e incluso como morada. La vida está muy difícil y las estancias del han son un techo económico y tan bueno como cualquier otro.

 

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El telar de fabricación italiana vive olvidada en un tejado. Foto ©  Francesc Morera

En el exitoso sector textil turco, que concentraba la totalidad de la industria nacional y que se remonta al periodo Otomano, (siglos XV al XVII) cada vez queda menos espacio para el textil artesano, y se centra en la producción de alfombras y kilims de gran belleza y calidad que son aclamados en todo el mundo, y que se producen en distintas localidades especializadas a lo largo y ancho del país.

El desarrollo de la industria textil moderna, especialmente entre los años 1923 y 1962, tras la formación de la actual República de Turquía, fue espectacular gracias al crecimiento de la producción de algodón (Turquía es el séptimo país del mundo productor de esta planta).

El sector tal y como existe actualmente, está formado por empresas de tamaño mediano e intensivas en capital. Según la OMC, en 2008 Turquía fue el 7º país exportador del mundo de productos textiles, y el segundo en Europa, exportando el 49% del total de su producción a la UE. En los últimos 25 años, la industria de la confección en Turquía ha sido el principal sector de su economía por su participación en el PIB, el empleo total y las exportaciones. Más de 7.500 empresas engloban el sector exportador textil turco, dando empleo a más de dos millones de personas, concentrándose este mayormente en Estambul, Konya (durante mucho tiempo fue el centro turco de fabricación de alfombras), Izmir, Denizli, Bursa, Kahramanmaras y Gaziantep.

Testigos del último medio siglo en Büyük Valide Han recuerdan la presencia de trabajadores del cuero, tintoreros, tejedores, telares de confección de alfombras, comerciantes y fabricantes de cartón. Casi todos han sido expulsados ​​por la maquinaria del mercado global moderno, exprimido entre las economías de escala del sistema de fabricación y las habilidades de organización y de capital de las redes del sector mundial. El han sigue siendo un edificio de trabajo ocupado por artesanos del metal como torneros, pulidores, hombres de fundición y joyeros, y por pequeños talleres de costura, pero el sonido rítmico de los enormes telares ya no es sino un lejano eco del pasado. Sólo esta pieza de museo aún no desguazada por el esfuerzo y los considerables fondos necesarios para trasladarla da testimonio de esa época.