Atribuida al griego Simeón Kalfa, esta céntrica y fácilmente localizable mezquita del barrio de Çemberlitas, en el distrito de Fatith, os impactará por su novedoso y a la vez curioso diseño, ya que fue la primera mezquita en ser construida en la ciudad de Estambul según las formas del nuevo barroco otomano.

Además, es una de las mezquitas que encontrareis sin buscarla pues fácilmente pasareis junto a ella cuando visitéis el Gran Bazar. De hecho, sus principales fieles son los propios bazaristas que llegado el momento de la oración cierran temporalmente sus tiendas para cumplir con sus preceptos religiosos. Aunque he de decir que en las últimas visitas al bazar también pude comprobar que a muchos de ellos les queda tan lejos que se reúnen en los pasajes del mismo, se orientan en dirección a  la Meca y allí mismo llevan a cabo sus oraciones.

Nuruosmaniye_exterior

A los profanos una cosa nos queda enseguida clara, esta Mezquita no se parece a las mezquitas clásicas de la época del gran maestro Sinán que tras su muerte sirvieron de modelo a sus sucesores.

Fue el sultán Mahmud I en 1748 quien decidió construir una mezquita con una tipología nueva. Para ello expropió los terrenos de la zona de entrada del Gran Bazar junto a la columna quemada (Çemberlitas). Además, hizo que trajeran planos de iglesias de Europa y contrató a un maestro constructor griego con la idea de que se construyera un edificio similar al de estos planos, que finalmente no pudieron seguirse debido a la consiguiente oposición de los religiosos.

Estambul_2015_473La mezquita está construida en alto sobre una plataforma y se accede a ella subiendo unas escalinatas. La sala de oración es de planta cuadrada cubierta por una cúpula única, sin columnas, pilares, contrafuertes ni ningún otro obstáculo, una cúpula de 25.75 metros de diámetro, la cuarta de la ciudad después de Santa Sofía, la Süleymaniye y la de Fatith. Así, al menos se rendía un tributo a la tradición en lo que a la distribución interior del edificio se refería: planta canónica, referencia al maestro Sinán y búsqueda (una obsesión de todos los sultanes que lo precedieron) de una gran cúpula. Salvo esto, todo en el diseño de la Nuruosmaniye es novedoso.

En su interior, las altísimas galerías recuerdan los palcos de un teatro y el ábside pentagonal del mithrab, con su bóveda de medio punto nos recuerda demasiado al de una iglesia. El interior es sencillo y de mármol blanco, con paredes llenas de grandes cristaleras (174 ventanas) que  permiten la entrada de la luz natural a raudales, quizás esto inspirase su nombre, Nuruosmaniye significa “Luz de Osman”. Sus alfombras, igualmente son de tono blanco o gris claro. Las caligrafías visibles en el interior del complejo son obra de los maestros de su tiempo, Rasim, Yedikulelizade, Abdülhalim, Müzehhip Ali y Mehmed Refi. Otra de sus señas de identidad por la originalidad es el patio interior, de forma absidal, rodeada de un peristilo con 14 cúpulas sostenidas por 12 columnas, el único de este tipo en Estambul.

La Nuruosmaniye no es una mezquita turística a pesar de su ubicación en medio de todas las atracciones del turismo de masas, por ello, si la visitáis, desde el respeto a un lugar sagrado con todo lo que ello significa, podréis observar los usos religiosos y los detalles del lugar en un ambiente recogido e íntimo.

Esta mezquita sería el modelo que influenciaría a la arquitectura otomana del s. XIX y a la de la familia de arquitectos Balian, cuya obra más famosa y conocida es la mezquita de Örtakoy.

Mahmud I no llegó a ver la mezquita terminada, sería su hermano y sucesor Osman III quien la terminó en 1755 y quien privó a su hermano del privilegio de ser enterrado en el mausoleo de la mezquita, cambiando su reposo eterno por el del mausoleo de la Turhan Sultana en la Yeni Camii o Mezquita Nueva. A la muerte de Osmán III, apenas dos años después, su sucesor Mustafá III hizo lo mismo con él, que también fue enterrado en la Yeni Camii.

Una curiosidad, durante los trabajos de restauración de la Mezquita se descubrió en el año 2010 una cisterna de casi trescientos años de antigüedad que ya se puede visitar. En anteriores entradas ya os mencionaba la necesidad de la ciudad de disponer de reservas subterráneas de agua para soportar sequías y asedios, y, tal y como ocurre en los bajos de otros edificios emblemáticos de la península histórica, entre ellos la mismísima Santa Sofía, se construyeron cisternas en las que almacenar el agua. A la cisterna se accede a través de una pequeña puerta en el patio de la mezquita.

Dirección: Molla Fenari Mah., Vezirhan Cad., 34120 Fatih / Estambul, Turquía