No hay viaje por Grecia o Turquía en el que no os sintáis continuamente escrutados por la penetrante mirada del “ojo turco”. Seguramente muchos de ustedes ya conocen su significado, pero otros es posible que lo hayan comprado como consabido souvenir simplemente atraídos por su bonito color cobalto, sin preguntarse mucho cual es la función de este amuleto. Porque sí, el “nazar” o “munçuk” es, en efecto un amuleto, y no uno cualquiera, sino uno destinado a protegernos del “mal de ojo”. Tanto si ustedes creen en ello como si no, les aseguro que las líneas a continuación les resultaran cuanto menos entretenidas e interesantes.

 

Origen

No está muy claro el origen del conocido popularmente como “ojo turco” pero sabemos que apareció en torno al 1500 ac en el mediterráneo oriental, es decir, es muy anterior a la creación del Imperio otomano o de la propia Turquía con la que se asocia y de hecho, no exclusivo de aquí.  Existen datos y pruebas arqueológicas según las cuales la creencia en el mal de ojo proviene de la antigua Mesopotamia, estando también muy presente en el antiguo Egipto. Ya aparece entre los sumerios y los hititas.

La creencia por tanto milenaria en el mal de ojo está vigente en la actualidad como una tradición popular muy arraigada en los países de la cuenca mediterránea, Arabia, Turquía y la India. El mal de ojo se sustenta fundamentalmente en la idea de que todos somos energía y de que las energías positivas pueden causar mucho bienestar, pero las negativas hacernos mucho daño. Constantemente estamos en contacto con la energía de otras personas. A veces esta es  positiva, otras veces, no. Y de modo consciente o inconsciente, pueden afectar a nuestra existencia. El ojo se considera el portal de nuestra alma por su capacidad para reflejar nuestras emociones. La función del amuleto no es otra que la de desviar las miradas negativas y los malos deseos, desviar la atención de aquellos que quieren hacernos daño. Es el encargado de espantar las malas energías y de protegernos contra la envidia.

 

El nazar a lo largo de las distintas culturas

En Chipre, en Grecia o en Marruecos  el uso del nazar está muy extendido, los antiguos griegos incluso pintaban sus trirremes con los ojos pintados en la proa de sus barcos.

Los egipcios tenían el “Ojo de Horus” (wadjet) como amuleto y según sus creencias, servía para proteger la vista o cualquier enfermedad ocular. Al mismo tiempo, servía para combatir el posible mal de ojo o para proteger a los difuntos. Este talismán es en la actualidad un símbolo que representa la buena salud y la prosperidad, y se emplea en sanaciones espirituales y, en general, para aumentar la energía y la fortaleza del cuerpo.

En Marruecos encontraremos el nazar normalmente dentro de una mano de Fátima,( o hamsa/ jamsa)  multiplicando así el poder de este otro extendido talismán (del cual hablaremos más adelante).

El uso del nazar dependerá de lo que se quiera proteger. En realidad los podemos ver por doquier, allí donde se requiera. Es muy común verlo colgado en las entradas de las casas para desviar las malas energías; otros, en sus negocios para atraer la fortuna y cuidar la economía; colgados en la ropita, en la cuna o en la habitación de un bebe para protegerlo del exceso de miradas que recibe durante sus primeros días de vida.

Si bien el color más extendido es el azul, que brinda mayor protección, los hay de varios colores. Algunas fuentes dicen que el origen del ojo azul se debe a una invasión de pueblos del norte. Los nórdicos tenían ojos azules y los habitantes de Anatolia creyeron que ellos les echaban mal de ojo, así habrían creado el ojo azul. Pero no dejan de ser teorías que, como antes explicaba posiblemente poco tienen que ver con Turquía pues son muy anteriores en el tiempo.

 

La hamsa (mano de Fátima)

Este símbolo se remonta a tiempos muy antiguos, también a la antigua Mesopotamia, y ha sido utilizado por  varias religiones simultáneamente. Para el judaísmo, el islam y algunas ramas del cristianismo ortodoxo la jamsa o hamsa es un motivo folclórico común cuyo referente último probablemente sea el de “la mano de Dios”. La hamsa ha sido interpretada por los académicos como un amuleto judío, cristiano y/o islámico, y a su vez como un símbolo pagano de fertilidad.

Tal como sugieren las referencias a Fátima (la hija de Mahoma) y Miriam (la hermana de Moisés), el amuleto tiene significado tanto para judíos como musulmanes, para quienes la influencia maléfica otorgada a la mirada es una creencia ancestral. Ambos reconocen esta energía e incorporaron a su cultura este símbolo que usan a modo de protección. Sin embargo, la hamsa (significa 5) no parece tener relación alguna con el judaísmo o con el islam. De hecho el Corán prohíbe la superstición y los amuletos. También los amuletos son algo problemáticos en el judaísmo debido a que el Talmud prohíbe la magia y la adivinación. Y aun así, el Talmud se refiere en diversas ocasiones a los amuletos, o kamiyot, una ley permite cargar un amuleto autorizado para Shabat, lo que sugiere que los amuletos eran comunes entre los judíos en algunos puntos de la historia.

Sin embargo, se atribuye al Islam por una historia relacionada con Fátima, la hija del profeta Mahoma. De acuerdo al folclore islámico, la mano de Fátima se convirtió en un símbolo de fe después de que su marido Ali llegó un día a su hogar con una nueva esposa. Fátima, que en ese momento cocinaba, tiró el cucharón del guiso que estaba removiendo. Estaba tan angustiada por la mujer que había traído su marido, que continúo revolviendo el guiso con su mano, casi sin darse cuenta de que se estaba quemando. Para los musulmanes la mano representa las virtudes de Fátima: paciencia y abnegación pero al mismo tiempo los 5 pilares del Islam.

En el mundo árabe se utiliza como talismán para protegerse de la desgracia en general y del mal de ojo en particular. Generalmente se trata de un colgante, una mano con los dedos pulgar y meñique curvados y apuntando hacia afuera, que protege del mal deteniéndolo con la palma de la mano, previene las enfermedades y atrae la buena suerte. Se usa del mismo modo que el nazar.

Una de las apariciones tempranas más notorias de la hamsa es la imagen de una gran mano abierta que aparece en la Puerta Judiciaria de la Alhambra, del siglo XIV. Fijaos que sobre su portada principal, en forma de arco de herradura, y en el centro exacto, se encuentra labrada una mano con la palma extendida y abierta hacia nosotros, la cual representa los cinco mandamientos fundamentales del Corán.

”La mano de Dios” también se puede ver en la iconografía judía a partir de 244 d.C. en los frescos de la Sinagoga de Dura Europos en Siria y, con posterioridad en los mosaicos de la Sinagoga de Beit Alfa en Galilea, Israel. Sobre los cinco dedos de la mano, los judíos hacen lo propio con el Pentateuco, los cinco libros de la Torá.

En el caso del pueblo hebreo es un símbolo de protección y bienaventuranza divina. La hamsa todavía juega su papel en algunos rituales sefardíes en la actualidad. Durante la ceremonia de la henna, cuando las novias se decoran para la preparación de su boda, las novias pueden usar una hamsa alrededor del cuello para protegerse del mal de ojo.

 

 


 

Ana Morales

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