Estambul_846Ortaköy es uno de los barrios de la orilla europea que han sufrido una transformación más grande en los últimos años. De hecho, hasta que Solimán el Magnífico animó a sus súbditos a trasladarse y poblar este lado de la ciudad en el s.XVI, era una aldea de pescadores.
Este proceso se vio más acusado en la última etapa del imperio, cuando la familia imperial se trasladó del palacio de Topkapi al de Dolmabatche y el Bósforo se convirtió en una extensión de los terrenos del palacio, llenándose de pabellones, palacios, mezquitas, parques y multitud de edificios señoriales que hoy le confieren ese aspecto noble y distinguido del que podréis disfrutar.

Su epicentro, en torno a una pequeña plaza abierta sobre el estrecho, ha pasado en las últimas dos décadas de ser un barrio bohemio, hogar de artistas, estudiantes y expatriados, a convertirse en una distinguida vecindad de la ciudad de Estambul y en un lugar de moda, plagado de edificios otomanos renovados, boutiques, cafeterías y restaurantes elegantes.

Ortaköy es un lugar que siempre está ambientado, tanto por locales como por extranjeros, especialmente con la llegada del buen tiempo y el fin de semana. Alguno de los clubes y bares más glamurosos de la ciudad como el Reina, Sortie, Anjelique, Blackk o Suada se encuentran aquí, con sus terrazas abiertas sobre el mar.

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Yo os aconsejo llegar aquí caminando desde la última parada del tranvía, Kabataş, a lo largo de la calle Çirağan, en un tranquilo paseo de unos veinte minutos, para disfrutar en la acera de la margen marítima de edificios sobresalientes como el Palacio y la mezquita de Dolmabatche, el Palacio de Çirağan, algún museo, liceos, etc, en su  mayoría edificaciones de los siglos dieciséis al diecinueve. Pero también se puede acceder en autobús parando igualmente en Kabataş y cogiendo el número 22, 25E o el 30D en la misma calle Çirağan.

Los domingos es el día más animado ya que os locales suelen venir a Ortaköy a hacer un desayuno tardío y a pasar el día en el entorno del embarcadero, paseando, comprando en el mercadillo de artesanía que se pone los domingos, comiendo una inmensa patata asada (kumpir) y, por supuesto disfrutando de la bella puesta de sol.
Estambul_794Aquí encontrareis uno de los mayores atractivos de Estambul, la mezquita de Medeciye, conocida popularmente como mezquita de Ortaköy. La famosa mezquita, de original diseño, construída en una plataforma que se adentra en el mar, y enfrentando la costa asiática en Üsküdar es uno de los edificios más significativos de la ciudad. Su verticalidad contrasta con el gran trazado horizontal del magnífico puente del Bósforo que desde 1973 vierte su sombra sobre ella. Pero la mezquita de Medeciye no sólo es única por esto, sino porque es una de las mejores y más bellas obras de Nikoghos Balian, de la célebre familia de arquitectos responsable de la construcción de prácticamente todos los edificios relevantes del último siglo de existencia del imperio otomano, como los palacios de Dolmabatche, Yildiz, Chiragan o Beylerbeyi, la torre de Beyazit, la mezquita de Pertevniyal Valide o el embarcadero de Büyükada entre otros.

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Estambul_420Incluso el edificio de ladrillo que podréis ver por detrás de la mezquita (que hoy en día es un centro cultural), y que fue un regalo de boda a la hija de Abdul Hamid I, la sultana Esma, fue obra suya. Los Balian son al último siglo del imperio lo que Mimar Sinan fue al sultanato de Solimán y sus más cercanos descendientes.

El interior de la mezquita es rico y luminoso pero sin estridencias, lleno de ventanales que permiten el paso de toda la luz y riqueza cromática del Bósforo y la contemplación de las vistas del estrecho. Los barcos que lo transitan quedan temporalmente enmarcados entre los motivos de forja que las adornan. Las mullidas y cuidadas alfombras, de un tono entre crema y grisáceo aportan y enfatizan una sensación de luminosidad, elegancia y modernidad e invitan a sentarse y contemplar. Varias arañas de cristal de distintas medidas cuelgan junto a los ventanales creando destellos de luz. Uno tiene la sensación de que sea una mezquita femenina, pues resulta delicada, preciosista, muy bella, una versión muy distinta y alternativa a la suntuosidad absoluta y superlativa de las grandes mezquitas de la ciudad.

Estambul_424En la planta de arriba hay una balaustrada que separa la parte dedicada a las mujeres y que antaño estaba reservada a la familia imperial, la cual entraba por una puerta lateral que da directamente al mar. Esta cruzaba en caique desde el palacio de Beylerbeyi, justo en la orilla de enfrente para ir a rezar todos los viernes. Precisamente las caligrafías que se pueden ver de ornamento son obra del propio sultan Abdel Aziz, un hombre muy interesado en las distintas artes, que dominaba la caligrafía.

Esta bellísima mezquita, que ha estado dos años en restauración, es motivo más que justificado para visitar Ortaköy. Ver la luz dorada del atardecer tiñendo sus piedras de blanco a anaranjado mientras se van iluminando los palacios de las orillas es una de esas experiencias que no se olvidan.

 


 

Ana Morales

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