Una visita a Estambul nunca estará completa sin la visita de Santa Sofía, es cierto, pero no es menos cierto que la visita de la Mezquita Azul tanto por su importancia como por su magnificencia, es otra de las visitas obligadas, pues situadas ambas a un lado de la plaza de Sultanahmed, la Mezquita Azul parece darle la réplica a Santa Sofía, o incluso retarla en majestuosidad.

Algunas curiosidades y datos de su construcción

La Mezquita Azul, inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO de Zonas Históricas de Estambul en 1986 fue construida entre 1609 y 1617, durante el gobierno de Ahmed I, y al igual que muchas otras mezquitas es un complejo que comprende el mausoleo del fundador, una madrassa y un hospicio.

La mezquita es conocida como la Mezquita Azul debido a los tonos de su decoración interior con bellos azulejos de Iznik.

A principios del siglo XVII, muchas de las colinas de Estambul estaban llenas de mezquitas que llevaban el nombre de los sultanes. Tras la Paz de Zsitvatorok (1606) y el resultado desfavorable de las guerras con Persia, el piadoso sultán Ahmed I decidió construir una enorme mezquita en Estambul. Un templo de una belleza sin precedentes como muestra de agradecimiento a Dios. Sería la primera gran mezquita imperial construida en más de cuarenta años, con una capacidad de 10.000 personas.

Para ello Ahmet I nombró como su arquitecto real a Sedefhar Mehmet Aga, alumno y asistente principal del famoso arquitecto Mimar Sinan para que estuviera a cargo de la construcción de la mezquita cuyos trabajos se describieron con gran riqueza de detalles en ocho volúmenes que ahora se encuentran en la biblioteca del Palacio de Topkapi.

El emplazamiento de la Mezquita de Sultan Ahmed I frente a Hagia Sophia (en ese momento era la mezquita más venerada de Estambul) y el hipódromo, un lugar de gran importancia simbólica, no fue casual, era un lugar lleno de simbolismo y de poder. Para construir la mezquita en los terrenos donde los antiguos emperadores bizantinos tenían su palacio primero hubo que comprar los costosos terrenos y derribarlos. Solo había un inconveniente en su gran plan: costaba mucho dinero. A diferencia de sus predecesores, Ahmed I no tenía un botín de guerra para financiar el proyecto, por lo que tuvo que retirar los fondos del tesoro para pagar las “30 cargas de dinares de oro puro” que costó el entonces palacio de Ayşe Hanım. Una decisión impopular, y no fue la única hostilidad que provocaría su nueva mezquita.

Plaza de Sultanahmed con la gran Mezquita Azul

Su construcción comenzó en agosto de 1609. Según la crónica de Evliya Çelebi el propio sultán con un pico comenzó a mover la tierra con los trabajadores invocando a Allah con estas palabras «¡Oh Señor, Ahmed es tu sirviente más leal, acepta su ofrenda!«

La construcción duró 7 años, 5 meses y 6 días ..

Contrariamente a la fecha escrita en la puerta de la mezquita (1616), la inauguración de la última mezquita imperial del periodo clásico de Estambul tuvo lugar en 1617 en presencia del sultán Ahmed I. Sin embargo, el edificio no estaba completamente terminado para entonces, pues aunque el sultán ya podía rezar en el palco real del templo las últimas cuentas fueron firmadas por su sucesor Mustafa I.

 

Detalles arquitectónicos

Se considera la última gran mezquita del período clásico Otomano y su diseño incorpora algunos elementos bizantinos de la vecina Santa Sofía junto con arquitectura islámica tradicional. Mehmet Aga aplica las ideas de su maestro Sinan, buscando un tamaño, majestuosidad y esplendor abrumadores.

 

Interior

La Mezquita del Sultán Ahmed tiene una cúpula principal, seis minaretes y ocho cúpulas secundarias.

El interior de la mezquita se halla recubierto con más de 20.000 valiosos azulejos pintados a mano de cerámica de Iznik de colores azul, verde y turquesa, lo que le da el nombre de azul a la Mezquita. En el proyecto de restauración de 2014 se catalogaron y enumeraron todas las baldosas y el número exacto es de 23 000. Mientras que los azulejos de los niveles inferiores son de diseño tradicional, en el nivel de la galería su diseño se vuelve extravagante con la representación de flores, frutas y cipreses evocando visiones de un paraíso generoso. Esta lujosa decoración de azulejos en el interior fue la primera vez que se veía en la historia de la arquitectura de la mezquita imperial otomana.

La intensidad de los azulejos se ve acentuada por el juego de luz natural de más de 200 ventanas que perforan los tambores de la cúpula central, cada una de las semicúpulas y las paredes laterales. Estas ventanas contenían originalmente vidrieras venecianas, un regalo de la Signoria de Venecia al sultán, pero la mayoría de estas vidrieras  ya han sido reemplazadas por versiones modernas con poco o ningún mérito artístico.

Una curiosidad es que el precio a pagar por cada azulejo quedó establecido por decreto real lo cual fue en detrimento de su calidad pues en los casi diez años de su construcción el precio de los azulejos fue incrementándose pero los artesanos no podían trasladar la subida de los costes a este gran encargo por lo que el resultado es que la calidad de las baldosas utilizadas en el edificio disminuyó gradualmente. En las últimas partidas se aprecia como los colores se han desvanecido y cambiado y los esmaltes se han apagado. Los azulejos de la pared trasera son azulejos restaurados provenientes del harén del Palacio de Topkapi, cuando fue dañado por un incendio en 1574.

Las decoraciones también incluyen versos del Corán, muchos de ellos hechos por Seyyid Kasim Gubari, considerado el mejor calígrafo de su tiempo. Los suelos están cubiertos con alfombras, que son donadas por los fieles y que se reemplazan periódicamente a medida que se desgastan.

La magnífica cúpula tiene 23,5 metros de diámetro y 43 metros de altura en su punto central. Pese a la obsesión de la época por superar a la de Santa Sofía, no lo consigue. El arquitecto pecó de precavido y para sostener la cúpula instaló 4 pilares inmensos o «patas de elefante», frente a la cúpula central de Hagia Sophia que parece flotar en suspensión sin soporte. Más allá del patio, el espacio se amplía mediante el uso de semicúpulas y contrafuertes que transfieren las cargas laterales a los pilares instalados dentro de los muros.

La cúpula central está rodeada por cuatro semicúpulas debajo de su tambor, envueltas por semicúpulas más pequeñas, tres en todos los lados excepto por la pared de la qibla. Las semicúpulas están a su vez reforzadas con contrafuertes a cada lado que se articulan con techos a cuatro aguas y torretas abovedadas. Esta disposición estructural proporciona un interior espacioso y abierto y es la responsable del maravilloso efecto de cúpulas en cascada que apreciamos en el exterior. La composición termina en las cuatro esquinas donde pequeñas cúpulas simples completan la sucesión piramidal.

El elemento más importante del interior de la mezquita es el mihrab, hecho de mármol finamente tallado y esculpido, con un nicho de estalactitas y un doble panel de inscripciones rodeado por numerosas ventanas. A la derecha del mihrab está el minbar, o púlpito, ricamente decorado, el imán está de pie cuando pronuncia su sermón. La mezquita ha sido diseñada para que incluso cuando esté más concurrida, todos en la mezquita puedan ver y escuchar al imán.
El quiosco real está situado en la esquina sureste. Se compone de una plataforma, una logia y dos pequeñas salas de retiro. Da acceso al palco real en la galería superior sureste de la mezquita. El palco real se sostiene por diez columnas de mármol y tiene su propio mihrab.

 

Exterior

En cuanto a su exterior, seguro que os llama la atención la presencia de 6 estilizados minaretes que apuntan con serenidad al cielo, efectivamente, este es un rasgo muy distintivo de la Mezquita Azul que nos da una idea de su importancia, y motivo de discordia en su tiempo.

La Mezquita del Sultán Ahmed fue la primera de las actuales seis mezquitas de Turquía en tener seis minaretes, entre otras la recientemente inaugurada Mezquita de Çamlıca, también en Estambul. Cuando se reveló el número de minaretes, el sultán fue criticado por su osadía y prepotencia  ya que hasta entonces ninguna mezquita en el mundo salvo la de la mezquita de la Ka’aba en La Meca, tenía seis minaretes.

Según la leyenda urbana toda esta polémica fue simplemente el resultado de un malentendido entre el sultán y su arquitecto. El sultán supuestamente había pedido tener altın minare (minaretes de oro) y el arquitecto entendió altı minare (que significa seis minaretes). Otra segunda leyenda, aún menos plausible, es que el arquitecto decidió que los minaretes de oro eran demasiado caros y, por lo tanto, decidió hacer seis de ellos. El sultán superó esta crisis financiando de su bolsillo la construcción de un séptimo minarete en La Meca.

Hay un minarete en cada esquina de la Mezquita Azul. Cada uno de estos minaretes acanalados que nos recuerda a un lápiz bien afilado tiene una altura de 73 metros y tiene tres balcones con ménsulas de estalactita, mientras que los otros dos al final de la explanada solo tienen dos balcones. Antes el muecín tenía que subir una estrecha escalera de caracol cinco veces un día para anunciar la llamada a la oración. Como hoy en día estos anuncios se hacen por megafonía esto no es ya necesario.

El patio es tan grande como la propia mezquita y está rodeado por una arcada abovedada continua de mármol y pórfido. Una pesada cadena de hierro cuelga en la parte superior de la entrada del patio en el lado occidental. Solo el sultán podía entrar a caballo en el patio de la mezquita. La cadena se colocó allí con la intención de que el sultán tuviese que bajar la cabeza cada vez que entraba al patio si no quería golpearse. Este acto simbólico de postración quería asegurar la humildad del gobernante frente a lo divino.

 

Datos prácticos

Algunos datos que os ayudarán a planificar vuestra visita sin contratiempos.

1) Horarios:

Apertura 08.30, 13.00 y 15.30

Cierre: 11.30h, 14.30, 16.45h

Los viernes se abre a las 13.30h

Los musulmanes rezan cinco veces al día de acuerdo con los principios básicos del Islam. La mezquita azul además de ser una atracción turística, también es una mezquita en activo, por lo que está cerrada cinco veces al día con la primera llamada a la oración al amanecer y la última al anochecer. Las mezquitas cierran durante 90 minutos en cada hora de rezo por lo que hay que evitar visitar cualquier mezquita a la hora de oración (especialmente la oración del mediodía el viernes).

2) Está prohibido acceder al interior de la mezquita con zapatos, por ello, antes de entrar a la mezquita, hay que quitarse los zapatos y colocarlos en las bolsas de plástico que se proporcionan en la entrada, es obligatorio. Si eres escrupuloso te aconsejo que compres en la farmacia unos pinkies de plástico de usar y tirar como los que se usan en los hospitales para cubrir los zapatos y que los conserves a mano porque esto es mandatorio para entrar en todas las mezquitas.

3) Si eres mujer ya te habrán contado que hay que cubrirse hombros y cabeza para acceder a las mezquitas. Hay pañuelos en préstamo disponibles de forma gratuita en la entrada de la Mezquita Azul. Tengo que decir que he visitado la Mezquita Azul en siete ocasiones y a veces ha sido necesario cubrirse y otras veces no, dependiendo de los vientos que soplaran. En cualquier caso, cubrirse es una muestra de respeto y no causa mayor problema. Para no usar un pañuelo desconocido les recomiendo llevar uno de mediano tamaño en el bolso.

4) Si eres hombre debes usar pantalones por debajo de las rodillas. Los pantalones cortos no son adecuados para la visita.

5) Una vez en el interior recordad que estamos en un lugar de culto y por ello, a pesar de que no sea la hora de la oración hay que intentar ser respetuoso y tranquilo y por supuesto no hacer fotografías con flash de los feligreses que puedan causar incomodidad.

6) Intentad evitar el fin de semana pues las multitudes y las colas le restan atractivo a la visita.

7) La entrada a la Mezquita es gratuita, pero las donaciones son bienvenidas.

8) Por último, el que quiera disfrutar de una panorámica perfecta de la plaza de Sultanahmed desde las alturas, contemplando ambos templos al tiempo que saborea la belleza del entorno, ha de subir a la terraza de alguno de los edificios circundantes. Mi preferida es la del Hotel Seven Hills.