Si conducimos unos 50 kilómetros desde Jerusalén en dirección sureste atravesando el desierto de Judea, llegaremos al Mar Muerto, el lago más bajo de la tierra.

El camino hacia el Mar Muerto: el desierto de Judea

El paisaje tras dejar atrás la Ciudad Santa es muy verde y bastante despoblado. Parece ser que este invierno 2019 ha sido muy lluvioso, por lo que el país luce inusualmente verde hasta las puertas mismas del desierto.

El desierto de Judea no es el típico desierto de dunas de arena infinita que muchos esperan encontrar, es una zona muy árida, rocosa y yerma de unos 1.000 km cuadrados en la que los únicos que de vez en cuando nos salen al paso son algunos beduinos con sus rebaños de cabras.

Pequeños asentamientos construidos con chapas, plásticos y todo tipo de residuos urbanos que nos recuerdan tristemente más a poblados chabolistas que al pueblo nómada y libre famoso por su hospitalidad.

Los beduínos están siendo sistemáticamente desalojados de estas tierras que controla Israel para la expansión y repoblación con colonias judías. Afortunadamente, no todos viven en esta precaria situación, sabed los que estéis interesados en hacer ecoturismo que hay agencias que ofrecen trekkings por esta zona hasta el mar Muerto visitando y hospedándose en poblados beduinos y conociendo de cerca su modo de vida, una parte de la cultura israelí que raras veces se incluye en tours organizados.

Es finales de marzo y vamos convenientemente abrigados, casi con la duda de si la ropa de baño que nos acompaña en la mochila saldrá finalmente de allí. Esta duda se va despejando a medida que vamos bajando hacia el Mar Muerto, pues la temperatura se va incrementando grado a grado, hasta un total de 9º respecto a la temperatura que teníamos en Jerusalén. Es muy agradable aunque no corre una brizna de aire.

La última de las poblaciones que vemos, dejándola en un desvío de la carretera a la izquierda es Jericó, la ciudad más antigua del mundo, con más de diez mil años de antigüedad. Jericó está cerca del mítico río Jordán y a unos 8 kilómetros de las orillas del Mar Muerto. Esta ciudad cisjordana está desde 1994 bajo la autoridad palestina pero es un enclave completamente rodeado por territorios palestinos denominados Zona C, es decir, bajo control absoluto del ejército israelí. Por lo que según nuestro guía él no es bien venido allí pero nosotros los turistas sí. Hay numerosos enclaves bíblicos y de interés arqueológico en esta zona (desde el lugar tradicionalmente aceptado como el del bautismo de Jesús, al monasterio de San Jorge de Coziba o el monasterio de San Gerásimo) o la famosa fortaleza de Masada. Su cercanía al Mar Muerto hace que sea un lugar bastante turístico sobre todo para los palestinos.

En nuestra excursión al Mar Muerto nos acercamos a una zona conocida como kalia beach, que cuenta con parking e instalaciones donde poder dejar la ropa y cambiarnos. Hay incluso duchas. Además hay dos o tres zonas donde tomar algo de comer y beber y alguna tienda donde comprar souvenirs.

Así pues lo primero es ponerse la ropa de baño. Los vestuarios están a tope. Os aconsejo llevar algún calzado de goma, si es ajustado al pie mejor ya que la entrada al lago está llena de rocas que resbalan mucho y son frecuentes los accidentes. Siguiendo un camino marcado con unas escaleras de madera enseguida os topareis con la orilla. En ella hay sillas de plástico que podéis usar para dejar vuestras pertenencias sin problema. No es exactamente como lo había imaginado. El nivel del agua se ve muy bajo, algo que el guía ya nos había adelantado, el Mar Muerto cada año es más pequeño, o cada año está más muerto, valga la redundancia. En las rocas que rodean las orillas se ven marcas que nos indican que antes estaban cubiertas por el mar.

Esta maravilla de la naturaleza, situada a 435 m. por debajo del nivel del mar es el punto más bajo de la Tierra, y está desapareciendo a un ritmo alarmante. El Mar Muerto tenía una extensión de cerca de mil kilómetros cuadrados en los años treinta. Hoy en día, no alcanza los 650. Estos datos tan demoledores parecen ser el resultado de dos factores principales: el desvío del agua que lo abastece y la extracción de minerales. En el pasado, el agua del río Jordán y su afluente, el río Yarmuk, fluían hacia el sur abasteciendo al Mar Muerto. En las últimas décadas, las presas construidas en Israel, Siria y Jordania, impiden el flujo de agua al lago salado. Además de las presas, la extracción de minerales llevado a cabo por las fábricas de productos mineralizados israelíes y jordanas tampoco está ayudando a controlar la pérdida de nivel. Como resultado, el nivel de agua del Mar Muerto cae a un asombroso ritmo de 30 centímetros por año.

Los visitantes nos apilamos en la orilla mientras observamos la orilla jordana deseosos de comprobar si sus famosas propiedades son ciertas o no. Y sí, desde luego que lo son, la elevada salinidad del agua y el hecho de que sea un mar cerrado, es decir, sin salida al mar hacen de sus aguas de las más saladas del mundo ( diez veces más, de ahí la flotabilidad) y a la vez de las más densamente mineralizadas. Por ello sólo permite la vida de microorganismos como algunos tipos de bacterias. Cualquier pez que llegue arrastrado por la corriente muere tan pronto como entra en contacto con sus aguas.

Los poderes curativos de las sales minerales y barros del Mar Muerto son conocidos desde la antigüedad, primero los egipcios y luego los romanos ya crearon aquí los primeros balnearios para su disfrute.
Os puedo decir que tras el baño el efecto en la piel es de abrumadora suavidad, tendréis la misma sensación que después de echaros aceite de baño en la piel. Los barros acentúan este efecto. En el espíritu, yo noté una gran relajación, la misma sensación que tenemos tras un largo día de playa.

 

Consejos a tener en cuenta

Algunos consejos a tener en cuenta para bañaros en el Mar Muerto:
 No es un lugar para ir con niños y el baño aquí “tiene instrucciones de uso”. Seguidlas. Sus aguas terapéuticas han de ser disfrutadas con mucho cuidado.
 Entrad poco a poco en el agua asegurando el paso hasta que os sintáis seguros para dejaros flotar, una sensación estupenda.
 Recordad que por vuestra seguridad, no se puede saltar ni sumergirse dentro del agua.
 Ni por supuesto tragar el agua, si esto sucediese os podríais envenenar, avisad rápido a los servicios de socorro para que os ayuden.
 Flotad, (porque nadar es imposible) con la cabeza fuera del agua, así evitareis que el agua os pueda salpicar los ojos o entrar en la boca. Para acercaros de nuevo a la orilla nadad lentamente de espalda hasta que podáis tocar el suelo.
 Los lodos son mejores si los sacáis del interior del agua que de la orilla. De hecho en la orilla es difícil de extraerlo supongo que porque está bastante esquilmado. Dejadlos un rato sobre la piel hasta que se seque, y una vez seco retiradlo. Se puede aplicar al cabello teniendo mucho cuidado de que no os entre en los ojos al enjuagaros.

Tras la experiencia de baño os aconsejo probéis los cosméticos del Mar Muerto. Yo era de las agnósticas pero he de decir que después de darme a probar algunos productos en una de las tiendas de allí y de constatar sus efectos casi inmediatos “me he convertido”. Los precios aquí son mejores que en otros sitios y tres veces más baratos que en España. Hay numerosas marcas que no se pueden adquirir aquí.